29/01/2017, 21:12
(Última modificación: 29/01/2017, 21:18 por Hanamura Kazuma.)
El día en sí mismo no tenía nada de especial; La mañana había sido cálida y el cielo estuvo despejado, presagiando un agradable clima que se mantendría por el resto de la jornada. Sin embargo, para Kōtetsu aquel día reservaba algo muy especial, algo que le tenía tan emocionado como nervioso. Se trataba de su primera misión oficial ejerciendo su reciente estatus de ninja de Uzushiogakure.
“¿Por dónde es que tenía que ir para llegar al lugar de encuentro?”, se preguntó mientras caminaba por la calles de la aldea, perdido entre la relativamente enorme multitud a la que aún no estaba acostumbrado y los numerosos caminos que aun desconocia.
No estaba seguro de que hora era, pero le parecía percibir que se estaba tomando más tiempo del que debería. Según tenía entendido, tenía que encontrarse con una par de compañeros de villa para iniciar con la misión, unos sujetos que no conocía, pero con los cuales tendría que colaborar para cumplir con su deber.
“Mi tutor ha hecho uso de sus contactos para que sea incluido en una misión de novatos, sin consultarme y de sorpresa —Reviso las indicaciones que yacían en la nota que le habían dado y se adentro en el distrito comercial—. Aunque… me han asegurado que trabajar con desconocidos y responder a llamados y misiones improvisadas es parte del día a día de un ninja.”
A pesar de las dudas y nervios que le inundaban, se mantenía caminando de manera relajada y rítmica. Su rostro calmado y su mirada apacible no daban señal alguna de lo que estaba pensando o sintiendo. Su aspecto era el de alguien que pretendía pasar desapercibido, lo que en aquel sitio le hacía resaltar un poco: Iba completamente vestido de negro, un conjunto deportivo de pantalón y sudadera, con la capucha puesta y con su espada colgando de su espalda, dentro de su respectivo envoltorio de telas y amarres tradicionales. También llevaba consigo su portaobjetos, aunque no tenía idea de por qué necesitaba ir armado a una misión dentro de la aldea misma.
“Una pequeña plaza empedrada en la zona central de la villa… Este debe ser el sitio”, pensó mientras caminaba observando sus alrededores, los muchos puestos que había y la gente que los atendía.
No pasó mucho tiempo hasta que reparó en un claro que estaba un tanto alejado de toda la actividad que bullía en aquel sitio. En una banca yacía un par de jóvenes; Uno estaba leyendo un pergamino, dando muestras de estar profundamente concentrado en su contenido. El otro solo estaba ahí de pie, de espaldas.
“Ese bandana en su brazo derecho… Sin duda, deben ser los sujetos con los cuales debía de encontrarme —de pronto, se sintió un poco más tenso y ansioso—. Vamos, solo debo acercarme y preguntar si es con quienes debo reunirme. El problema es que he perdido el papel en que había anotado los nombres..., y no tengo ni idea de cómo lucen aquellos sujetos.”
Sabiendo que lo peor que podría pasar es que estuviese equivocado y que tuviese que sentarse y esperar, se puso en marcha hacia donde esta aquel muchacho.
—Esto… —tanto pensar en la situación había hecho que momentáneamente se olvidara de que debía saludar—. Buenos días. Mi nombre Hakagurē Kōtetsu —aseguro mientras se retiraba la capucha y hacía una leve reverencia—, y estoy buscando a unas personas con las cuales debo de realizar una misión. Diganme, ¿son ustedes esas personas?
“¿Por dónde es que tenía que ir para llegar al lugar de encuentro?”, se preguntó mientras caminaba por la calles de la aldea, perdido entre la relativamente enorme multitud a la que aún no estaba acostumbrado y los numerosos caminos que aun desconocia.
No estaba seguro de que hora era, pero le parecía percibir que se estaba tomando más tiempo del que debería. Según tenía entendido, tenía que encontrarse con una par de compañeros de villa para iniciar con la misión, unos sujetos que no conocía, pero con los cuales tendría que colaborar para cumplir con su deber.
“Mi tutor ha hecho uso de sus contactos para que sea incluido en una misión de novatos, sin consultarme y de sorpresa —Reviso las indicaciones que yacían en la nota que le habían dado y se adentro en el distrito comercial—. Aunque… me han asegurado que trabajar con desconocidos y responder a llamados y misiones improvisadas es parte del día a día de un ninja.”
A pesar de las dudas y nervios que le inundaban, se mantenía caminando de manera relajada y rítmica. Su rostro calmado y su mirada apacible no daban señal alguna de lo que estaba pensando o sintiendo. Su aspecto era el de alguien que pretendía pasar desapercibido, lo que en aquel sitio le hacía resaltar un poco: Iba completamente vestido de negro, un conjunto deportivo de pantalón y sudadera, con la capucha puesta y con su espada colgando de su espalda, dentro de su respectivo envoltorio de telas y amarres tradicionales. También llevaba consigo su portaobjetos, aunque no tenía idea de por qué necesitaba ir armado a una misión dentro de la aldea misma.
“Una pequeña plaza empedrada en la zona central de la villa… Este debe ser el sitio”, pensó mientras caminaba observando sus alrededores, los muchos puestos que había y la gente que los atendía.
No pasó mucho tiempo hasta que reparó en un claro que estaba un tanto alejado de toda la actividad que bullía en aquel sitio. En una banca yacía un par de jóvenes; Uno estaba leyendo un pergamino, dando muestras de estar profundamente concentrado en su contenido. El otro solo estaba ahí de pie, de espaldas.
“Ese bandana en su brazo derecho… Sin duda, deben ser los sujetos con los cuales debía de encontrarme —de pronto, se sintió un poco más tenso y ansioso—. Vamos, solo debo acercarme y preguntar si es con quienes debo reunirme. El problema es que he perdido el papel en que había anotado los nombres..., y no tengo ni idea de cómo lucen aquellos sujetos.”
Sabiendo que lo peor que podría pasar es que estuviese equivocado y que tuviese que sentarse y esperar, se puso en marcha hacia donde esta aquel muchacho.
—Esto… —tanto pensar en la situación había hecho que momentáneamente se olvidara de que debía saludar—. Buenos días. Mi nombre Hakagurē Kōtetsu —aseguro mientras se retiraba la capucha y hacía una leve reverencia—, y estoy buscando a unas personas con las cuales debo de realizar una misión. Diganme, ¿son ustedes esas personas?