1/02/2017, 20:09
Hechas las presentaciones, les tocaba ponerse a trabajar. Quizás no era el encargo que ellos hubieran soñado, como infiltrarse en la fortaleza de un despótico Daimyo, enfrentarse a criaturas terribles del Bosque de la Hoja, escalar hasta la más alta cima de las Montañas del País de la Tierra... Pero era su misión, al fin y al cabo. Y Akame no pensaba fallar.
—Sí, aquí la tengo —contestó a la pregunta de su compañero Haskoz desenrollando el grueso pergamino. Debía haber más de cincuenta nombres en él—. Menos mal que nos hemos citado temprano, esto va a ser más largo que un discurso de Ibiki-sensei.
Akame rió con gesto travieso, divertido por su propia broma. Hacer chistes de sus profesores nunca había sido algo que él considerara pasable, pero desde que se había graduado y vivía solo en su apartamento de gennin, estaba aprendiendo a tomarse todo de forma más relajada. Demasiado relajada, opinaría a buen seguro su verdadera maestra, Kunie. «Tal vez se me haya pegado de tanto andar con Haskoz-kun», se dijo el Uchiha. Quizás fuese verdad.
Sea como fuere, ahora tenían entre manos un grave problema. Muchos invitados, y demasiadas invitaciones que repart...
—¡Haskoz-kun! ¿Trajiste las invitaciones? Te las mandaron a tí, ¿cierto? —apostilló el más joven de los Uchiha, examinando con avidez a su compañero de equipo.
—Sí, aquí la tengo —contestó a la pregunta de su compañero Haskoz desenrollando el grueso pergamino. Debía haber más de cincuenta nombres en él—. Menos mal que nos hemos citado temprano, esto va a ser más largo que un discurso de Ibiki-sensei.
Akame rió con gesto travieso, divertido por su propia broma. Hacer chistes de sus profesores nunca había sido algo que él considerara pasable, pero desde que se había graduado y vivía solo en su apartamento de gennin, estaba aprendiendo a tomarse todo de forma más relajada. Demasiado relajada, opinaría a buen seguro su verdadera maestra, Kunie. «Tal vez se me haya pegado de tanto andar con Haskoz-kun», se dijo el Uchiha. Quizás fuese verdad.
Sea como fuere, ahora tenían entre manos un grave problema. Muchos invitados, y demasiadas invitaciones que repart...
—¡Haskoz-kun! ¿Trajiste las invitaciones? Te las mandaron a tí, ¿cierto? —apostilló el más joven de los Uchiha, examinando con avidez a su compañero de equipo.