1/02/2017, 21:47
—¡Haskoz-kun! ¿Trajiste las invitaciones? Te las mandaron a tí, ¿cierto?
Haskoz levantó un dedo para señalar a Akame y abrió la boca, como si fuese a echarle la bronca por dudar de él. Luego la cerró, la volvió a abrir, emitió un sonido ininteligible y, con el cuerpo más tieso que un Kusagareño estreñido, cayó en redondo de espaldas.
El brazo con el que había señalado a Akame se quedó ahora apuntando al cielo, mientras una espuma blanca empezaba a salir de la boca de Haskoz, como si estuviese sufriendo un ataque. Sin embargo, ambos shinobis pudieron distinguir que el Uchiha balbuceaba, repitiendo lo mismo una y otra vez:
—Matar a Senju Hana, matar a Senju Hana, matar a Senju Hana… Matar… matar… matar…
Apretó los puños, inspiró profundamente por la nariz y lo dejó escapar lentamente, contando hasta tres. Como seguía teniendo las mismas ganas de sacarle las tripas a la secretaria para luego dárselas de comer, volvió a contar. Esta vez hasta cinco. Ahora solo tenía ganas de sacarle las tripas. Lo consideró un avance, y se levantó con la mirada encolerizada por el sharingan.
Se restregó el antebrazo por la boca y se limpió las babas.
—Están… en… casa —explicó finalmente. Las había colocado al lado de la puerta para no olvidarse… y se había olvidado igualmente—. No quiero oír ni un comentario al respecto —amenazó, sin mirar a ninguno en concreto. Suficiente estaba soportando ya como para que aún por encima se quejasen o burlasen de él por la metedura de pata.
Sin mediar una palabra más, empezó a caminar de vuelta a casa. Su apartamento estaba en el Barrio de las Flores, no muy lejos de allí, en el edificio más alto de la zona, y apenas tardarían en llegar diez minutos a paso ligero…
Haskoz levantó un dedo para señalar a Akame y abrió la boca, como si fuese a echarle la bronca por dudar de él. Luego la cerró, la volvió a abrir, emitió un sonido ininteligible y, con el cuerpo más tieso que un Kusagareño estreñido, cayó en redondo de espaldas.
El brazo con el que había señalado a Akame se quedó ahora apuntando al cielo, mientras una espuma blanca empezaba a salir de la boca de Haskoz, como si estuviese sufriendo un ataque. Sin embargo, ambos shinobis pudieron distinguir que el Uchiha balbuceaba, repitiendo lo mismo una y otra vez:
—Matar a Senju Hana, matar a Senju Hana, matar a Senju Hana… Matar… matar… matar…
Apretó los puños, inspiró profundamente por la nariz y lo dejó escapar lentamente, contando hasta tres. Como seguía teniendo las mismas ganas de sacarle las tripas a la secretaria para luego dárselas de comer, volvió a contar. Esta vez hasta cinco. Ahora solo tenía ganas de sacarle las tripas. Lo consideró un avance, y se levantó con la mirada encolerizada por el sharingan.
Se restregó el antebrazo por la boca y se limpió las babas.
—Están… en… casa —explicó finalmente. Las había colocado al lado de la puerta para no olvidarse… y se había olvidado igualmente—. No quiero oír ni un comentario al respecto —amenazó, sin mirar a ninguno en concreto. Suficiente estaba soportando ya como para que aún por encima se quejasen o burlasen de él por la metedura de pata.
Sin mediar una palabra más, empezó a caminar de vuelta a casa. Su apartamento estaba en el Barrio de las Flores, no muy lejos de allí, en el edificio más alto de la zona, y apenas tardarían en llegar diez minutos a paso ligero…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado