6/02/2017, 16:55
Muchísimas gracias, y siento este encontronazo tan brusco... Somos de Uzushiogakure, y mi nombre es Furukawa Eri, es un placer. Si no llega a ser por ti, ¡todavía estaría paralizada!
Me quedé a cuadros, pues no estaba Eri hablando tan tranquilamente con el extraño criador de ranas tóxicas, lo que era más, estaba hablando amablemente con el de Amegakure, como si tal cosa. Sin embargo, ella era la afectada y parecía, erroneamente, haber perdonado a aquel asesino mandado por sus enemigos más peligrosos, los shinobis de Amegakure.
Furukawa Eri-san... Mi nombre es Manase Mogura, shinobi de Amegakure.
Manase Mogura, cambiando un par de letras es Asesino En Practicas. Tarde o temprano sacaría a relucir sus colores, entonces tendría que apuñalarlo en un ojo con su Kodachi, despues le sacaria los intestinos con el kunai que llevaba oculto y finalmente buscaria su corazón metiendoles el brazo por la boca para sacarselo y darselo de comer a las ranas que él mismo había intoxicado.
Pero mientras estuviese de buenas y hablando como si tal cosa con Eri, poco podía hacer. Había arreglado lo que había hecho, así que el marcador iba 1-1 pobre de él que marcara otro tanto.
— Encantado de conocerte, Mogura, mi nombre en Senju Riko, y... ... siento haber sido tan... desconfiado.
Hala venga, ahí iba el otro. ¡Pero como pueden ser tan inconscientes! ¡Que es un ninja de Amegakure coño! Pero no iba a soltarselo con el tonto este delante, denotaría una falta de compañerismo en mi villa y no tenia ninguna intención de dejar que él viera eso. Como se regocijaría, el muy hijo de tortilla. Yo me quedaría de pie, con los brazos cruzados y la mirada clavada en el extraño, fijando en cada minusculo detalle, así como en el más leve movimiento. Atento, más atento que un aguila, más penetrante que un topo, más avispado que una avispa.
Me quedé a cuadros, pues no estaba Eri hablando tan tranquilamente con el extraño criador de ranas tóxicas, lo que era más, estaba hablando amablemente con el de Amegakure, como si tal cosa. Sin embargo, ella era la afectada y parecía, erroneamente, haber perdonado a aquel asesino mandado por sus enemigos más peligrosos, los shinobis de Amegakure.
Furukawa Eri-san... Mi nombre es Manase Mogura, shinobi de Amegakure.
Manase Mogura, cambiando un par de letras es Asesino En Practicas. Tarde o temprano sacaría a relucir sus colores, entonces tendría que apuñalarlo en un ojo con su Kodachi, despues le sacaria los intestinos con el kunai que llevaba oculto y finalmente buscaria su corazón metiendoles el brazo por la boca para sacarselo y darselo de comer a las ranas que él mismo había intoxicado.
Pero mientras estuviese de buenas y hablando como si tal cosa con Eri, poco podía hacer. Había arreglado lo que había hecho, así que el marcador iba 1-1 pobre de él que marcara otro tanto.
— Encantado de conocerte, Mogura, mi nombre en Senju Riko, y... ... siento haber sido tan... desconfiado.
Hala venga, ahí iba el otro. ¡Pero como pueden ser tan inconscientes! ¡Que es un ninja de Amegakure coño! Pero no iba a soltarselo con el tonto este delante, denotaría una falta de compañerismo en mi villa y no tenia ninguna intención de dejar que él viera eso. Como se regocijaría, el muy hijo de tortilla. Yo me quedaría de pie, con los brazos cruzados y la mirada clavada en el extraño, fijando en cada minusculo detalle, así como en el más leve movimiento. Atento, más atento que un aguila, más penetrante que un topo, más avispado que una avispa.
—Nabi—