6/02/2017, 17:07
— Furukawa Eri-san... Mi nombre es Manase Mogura, shinobi de Amegakure.
Se sintió un tanto mal por las formalidades del de la lluvia pero logró disimularlo formando una sonrisa, luego el que intervino fue el de cabellos blancos de su propia villa, disculpándose por su actitud, pero la joven; ya curada, ahora entendía la incertidumbre acerca del muchacho, y es que, ¿cómo hubiera reaccionado ella? Aunque bien sabía que un poco dramáticos habían sido.
— Encantada, Manase Mogura-san. — Mencionó, sin embargo sus ojos traicioneros viajaron hasta el rubio del pequeño grupo formado, ajeno a la conversación que estaban teniendo, pero decidió tragarse sus preguntas y decidió atacar por la curiosidad que emanaba de ella hacia el desconocido.
«Bueno, luego hablaré con él, imagino que podríamos volver juntos a la aldea...»
Así que mirando a los profundos ojos del que se llamaba Mogura, habló:
— ¿Por qué seguías a aquel sapo? Te podría haber pasado como a mí... Pero bueno, supongo que eres más experto que yo en estos temas, estarías preparado... Pero aún así, ¿no es un poco peligroso? — Cuestionó presa de las dudas. — Podrías tratarte a ti mismo, ¿no? Si te pasase algo...
Suspiró, a su lado ella no tenía nada de primeros auxilios, ni si quiera sabía lo que eran heridas de verdad.
Se sintió un tanto mal por las formalidades del de la lluvia pero logró disimularlo formando una sonrisa, luego el que intervino fue el de cabellos blancos de su propia villa, disculpándose por su actitud, pero la joven; ya curada, ahora entendía la incertidumbre acerca del muchacho, y es que, ¿cómo hubiera reaccionado ella? Aunque bien sabía que un poco dramáticos habían sido.
— Encantada, Manase Mogura-san. — Mencionó, sin embargo sus ojos traicioneros viajaron hasta el rubio del pequeño grupo formado, ajeno a la conversación que estaban teniendo, pero decidió tragarse sus preguntas y decidió atacar por la curiosidad que emanaba de ella hacia el desconocido.
«Bueno, luego hablaré con él, imagino que podríamos volver juntos a la aldea...»
Así que mirando a los profundos ojos del que se llamaba Mogura, habló:
— ¿Por qué seguías a aquel sapo? Te podría haber pasado como a mí... Pero bueno, supongo que eres más experto que yo en estos temas, estarías preparado... Pero aún así, ¿no es un poco peligroso? — Cuestionó presa de las dudas. — Podrías tratarte a ti mismo, ¿no? Si te pasase algo...
Suspiró, a su lado ella no tenía nada de primeros auxilios, ni si quiera sabía lo que eran heridas de verdad.