11/02/2017, 23:12
(Última modificación: 11/02/2017, 23:13 por Inuzuka Nabi.)
Me llevé lentamente una mano a mis parpados, que tapaban mis hermosos y Uzushiogakureños ojos, y me masajee lentamente ambos. Ésta era la acción predeterminada a hacer cuando escuchas algo que tiene tan poco sentido que necesitas cerrar los ojos y perder un sentido para poder centrarte con más facilidad en el inverosimil hecho que acabas de presenciar.
— Oye, ¿y qué te parece si te ayudamos a buscar uno de esos sapos? Como muestra de buena fe por haber ayudado a Eri. —
Esas palabras aún resonaban en mi cabeza. Ayudar al muchacho que ha envenenado a tu compañera y casi la ha dejado paralizada de por vida a buscar el arma que ha usado para paralizar y envenenar a tu compañero de por vida como agradecimiento por curarla del problema QUE ÉL MISMO HABIA CAUSADO. Mi cabeza iba a implosionar de dentro hacia fuera, dos veces.
A Riko lo hubiera matado, ahí mismo, con mi kodachi, pero si Eri coincidia en el hecho de ayudar a Mogura tendría que seguirlos, debía impedir que eso pasara. ¡Pero me iban a ignorar! Siempre me ignoraban a la hora de tomar ese tipo de decisiones, sin embargo, el gran Nabi, no se detiene ante nada. Lo iba a decir igual, para que constara.
— Aunque intentasemos ayudar a Mogura-kun, él es el especialista en armas biologicas tóxicas y paralizantes de Amegakure, el resto nos expondríamos a algo desconocido.
¡JODER! Casi vomito con ese "kun". Ese Amegakuriense es malo y sus ranas son malas y ¡van a exponer a Eri-chan a ese riesgo porque sí! ¡OTRA VEZ! Pero si ella decidia que era buena idea, dios sepa porqué, no podía dejarla en manos del alocado y sobretodo flojo, Riko. Seguía cruzado de brazos mientras me golpeaba el brazo izquierdo con el indice derecho una y otra vez casi como un tic nervioso.
— Oye, ¿y qué te parece si te ayudamos a buscar uno de esos sapos? Como muestra de buena fe por haber ayudado a Eri. —
Esas palabras aún resonaban en mi cabeza. Ayudar al muchacho que ha envenenado a tu compañera y casi la ha dejado paralizada de por vida a buscar el arma que ha usado para paralizar y envenenar a tu compañero de por vida como agradecimiento por curarla del problema QUE ÉL MISMO HABIA CAUSADO. Mi cabeza iba a implosionar de dentro hacia fuera, dos veces.
A Riko lo hubiera matado, ahí mismo, con mi kodachi, pero si Eri coincidia en el hecho de ayudar a Mogura tendría que seguirlos, debía impedir que eso pasara. ¡Pero me iban a ignorar! Siempre me ignoraban a la hora de tomar ese tipo de decisiones, sin embargo, el gran Nabi, no se detiene ante nada. Lo iba a decir igual, para que constara.
— Aunque intentasemos ayudar a Mogura-kun, él es el especialista en armas biologicas tóxicas y paralizantes de Amegakure, el resto nos expondríamos a algo desconocido.
¡JODER! Casi vomito con ese "kun". Ese Amegakuriense es malo y sus ranas son malas y ¡van a exponer a Eri-chan a ese riesgo porque sí! ¡OTRA VEZ! Pero si ella decidia que era buena idea, dios sepa porqué, no podía dejarla en manos del alocado y sobretodo flojo, Riko. Seguía cruzado de brazos mientras me golpeaba el brazo izquierdo con el indice derecho una y otra vez casi como un tic nervioso.
—Nabi—