18/02/2017, 03:22
Con aquel par, las cosas demostraban ser un tanto extrañas; por un momento, ambos Uchiha cayeron en alguna situación hilarante a la cual Kōtetsu resultaba ajeno. Desde su propia perspectiva podía entender como alguien conservaría la calma aun con lo grave de lo ocurrido, pero le era imposible comprender como, o que finalidad tenia, el bromear durante una situación que amenazaba con tornarse, cuando menos, catastrófica.
“Dicen que reírse de los problemas ayuda a mitigar su peso, pero no me creo capaz de hacerlo tal como lo hacen estos dos chicos”
Lo cierto es que no tenía razón para criticarles aquella actitud, menos siendo un novato medio extranjero, pero esperaba que las risas no terminaran en llantos al final del día.
Akame se aproximo a la ventana, lo suficiente para inspeccionar de cerca aquel trozo de tela. El joven llego a la conclusión de que se trataban de las iníciales de alguna persona en particular. Pronto se hizo obvio que, por el sitio en que la hallaron, se trataba de un rastro dejado por alguien que se había colado a través de la ventana.
Sin previo aviso, Haskoz dejo escapar una vulgaridad que llego acompañada por un arranque de ira que le llevo corriendo hasta la puerta de su casa y por las escaleras del complejo de apartamentos hasta llegar al séptimo piso. Se paro frente a una puerta y comenzó a golpearla con un nivel de autocontrol que dejaba mucho que desear.
Viendo semejante falta de disciplina, el ojos grises no pudo evitar el salir corriendo tras aquel joven furioso para evitar que hiciera cualquier cosa que pudiese comprometer la misión.
—¡Espera, Haskoz-san! —grito mientras trataba de seguirle el paso—. ¡No puedes ir y montar semejante escándalo en la casa de otra persona, menos cuando estamos en plena misión! —asevero mientras lo sujetaba por los hombros, tratando de alejarlo de la ya maltratada puerta.
“Dicen que reírse de los problemas ayuda a mitigar su peso, pero no me creo capaz de hacerlo tal como lo hacen estos dos chicos”
Lo cierto es que no tenía razón para criticarles aquella actitud, menos siendo un novato medio extranjero, pero esperaba que las risas no terminaran en llantos al final del día.
Akame se aproximo a la ventana, lo suficiente para inspeccionar de cerca aquel trozo de tela. El joven llego a la conclusión de que se trataban de las iníciales de alguna persona en particular. Pronto se hizo obvio que, por el sitio en que la hallaron, se trataba de un rastro dejado por alguien que se había colado a través de la ventana.
Sin previo aviso, Haskoz dejo escapar una vulgaridad que llego acompañada por un arranque de ira que le llevo corriendo hasta la puerta de su casa y por las escaleras del complejo de apartamentos hasta llegar al séptimo piso. Se paro frente a una puerta y comenzó a golpearla con un nivel de autocontrol que dejaba mucho que desear.
Viendo semejante falta de disciplina, el ojos grises no pudo evitar el salir corriendo tras aquel joven furioso para evitar que hiciera cualquier cosa que pudiese comprometer la misión.
—¡Espera, Haskoz-san! —grito mientras trataba de seguirle el paso—. ¡No puedes ir y montar semejante escándalo en la casa de otra persona, menos cuando estamos en plena misión! —asevero mientras lo sujetaba por los hombros, tratando de alejarlo de la ya maltratada puerta.