20/02/2017, 14:07
Como ya podría haber supuesto, escucharon mis palabra pero solo levemente, como la corriente de un rio cuando llega a su zona más lenta, sabes que se oye aunque hasta que no hay un silencio completo no eres capaz de distinguir el sonido. Sus compañeros sabían que habían oído algo, algo de poca importancia como que tuvieran cuidado de a quien ayudaban a cazar sapos tóxicos. Aún así, los dos estaban dispuestos a pagar una deuda que no existía.
Que otro sapo los enverara sería un problema que ciertamente preferiría evitar...
Dicho eso, dos pares de ojos extras serían de mucha ayuda para poder encontrar otro sapo.
Contemplé como Riko me dirigía una mirada comprobadora, si es que esa palabra existe, la cuestión es que estaba esperando mi reacción, mientras yo pensaba en el sermón que les iba a soltar a ese capullo y a Eri-hime. Ella era bondadosa de corazón y como angel enviado por Sama-sama, digo, Kami-sama, que era, no podía evitar ser tan buena como la realidad le permitía. Riko era idiota y tenía el criterio de una acelga.
— No, no. Si yo no voy a buscarlos para facilitarle el asunto aquí al matasanos. Yo voy para asegurarme que no vuelve a pasar que os "envereneis" por su culpa.
Gesticulé las comillas con las manos para que quedara claro que me estaba burlando del estúpido shinobi de Amegakure que ahora quería llevarselo a vagabundear por el bosque buscando armas biologicas.
— Pues así sea, yo no tengo problema en ayudarte a echar un vistazo a ver si encontramos otro sapo de esos para que te lo puedas llevar, ¿qué opináis vosotros?
— Lo que Eri-chan quiera está bien para mi. Pero si uno de esos bichos se acerca demasiado le cortaré la cabeza.
Lo bonito de los pronombres es que no se dice a qué sustituyen exactamente. Mire al caraculopedopis de Amegakure con una sonrisa cinica. Seguía con la mano apoyada en el mango de la Kodachi.
Que otro sapo los enverara sería un problema que ciertamente preferiría evitar...
Dicho eso, dos pares de ojos extras serían de mucha ayuda para poder encontrar otro sapo.
Contemplé como Riko me dirigía una mirada comprobadora, si es que esa palabra existe, la cuestión es que estaba esperando mi reacción, mientras yo pensaba en el sermón que les iba a soltar a ese capullo y a Eri-hime. Ella era bondadosa de corazón y como angel enviado por Sama-sama, digo, Kami-sama, que era, no podía evitar ser tan buena como la realidad le permitía. Riko era idiota y tenía el criterio de una acelga.
— No, no. Si yo no voy a buscarlos para facilitarle el asunto aquí al matasanos. Yo voy para asegurarme que no vuelve a pasar que os "envereneis" por su culpa.
Gesticulé las comillas con las manos para que quedara claro que me estaba burlando del estúpido shinobi de Amegakure que ahora quería llevarselo a vagabundear por el bosque buscando armas biologicas.
— Pues así sea, yo no tengo problema en ayudarte a echar un vistazo a ver si encontramos otro sapo de esos para que te lo puedas llevar, ¿qué opináis vosotros?
— Lo que Eri-chan quiera está bien para mi. Pero si uno de esos bichos se acerca demasiado le cortaré la cabeza.
Lo bonito de los pronombres es que no se dice a qué sustituyen exactamente. Mire al caraculopedopis de Amegakure con una sonrisa cinica. Seguía con la mano apoyada en el mango de la Kodachi.
—Nabi—