20/02/2017, 16:54
Tras la lógica que llevaban las palabras de Nabi vino otra oleada de lógica por parte de Mogura, y como tenía todo el sentido del mundo la kunoichi no sabía si debería decir que no ante el evidente riesgo al que se exponían lidiando con sapos venenosos, o decir que sí para ayudar al de la Lluvia y pagar por su pequeño error.
Sin embargo, Nabi volvió a hablar con el mismo tono que hablaría la suave brisa que corría allí mismo: casi inexistente. Y aunque la joven escuchó toda la frase, solo se quedó con que él se quedaba con el único fin de asegurarse de que ninguno corríamos ningún riesgo de envenenamiento.
La cosa era que él también se exponía a ello.
— Pues así sea, yo no tengo problema en ayudarte a echar un vistazo a ver si encontramos otro sapo de esos para que te lo puedas llevar, ¿qué opináis vosotros? — Por lo visto, Riko estaba más que dispuesto en ayudar al chico, así que suspiró mientras el Senju rubio volvía a hablar:
— Lo que Eri-chan quiera está bien para mí. Pero si uno de esos bichos se acerca demasiado le cortaré la cabeza.
— Nabi-san, no pasa nada, mantendremos una distancia prudente. — Tranquilizó al chico mientras le dedicaba una pequeña sonrisa. — Está bien Manase-san, ¡te ayudaremos a buscarlo! — Afirmó mientras alzaba su izquierda. — ¿Tienes alguna pista de dónde suelen vivir, o qué les gusta? Para ir cogiendo ideas de dónde buscar...
Sin embargo, Nabi volvió a hablar con el mismo tono que hablaría la suave brisa que corría allí mismo: casi inexistente. Y aunque la joven escuchó toda la frase, solo se quedó con que él se quedaba con el único fin de asegurarse de que ninguno corríamos ningún riesgo de envenenamiento.
La cosa era que él también se exponía a ello.
— Pues así sea, yo no tengo problema en ayudarte a echar un vistazo a ver si encontramos otro sapo de esos para que te lo puedas llevar, ¿qué opináis vosotros? — Por lo visto, Riko estaba más que dispuesto en ayudar al chico, así que suspiró mientras el Senju rubio volvía a hablar:
— Lo que Eri-chan quiera está bien para mí. Pero si uno de esos bichos se acerca demasiado le cortaré la cabeza.
— Nabi-san, no pasa nada, mantendremos una distancia prudente. — Tranquilizó al chico mientras le dedicaba una pequeña sonrisa. — Está bien Manase-san, ¡te ayudaremos a buscarlo! — Afirmó mientras alzaba su izquierda. — ¿Tienes alguna pista de dónde suelen vivir, o qué les gusta? Para ir cogiendo ideas de dónde buscar...