1/03/2017, 17:40
Tuve que soportar que por culpa de aquel impresentable de Amegakure, Eri-hime se marchara triste y sola. La parte triste era culpa de Mogura y la de sola mía. Ví como se marchaba y pensé, ¡pero ofrecete a acompañarla imbecil! Yo quería hacerlo, debería haberlo hecho. Gracias a mi debilidad ví como se iba sin mover un solo músculo. Mi cuerpo se rehusaba a obedecerme, no tenía suficientes medallas para controlarlo, mi voluntad no era lo suficientemente fuerte, mi princesa se iba a otro castillo, mi ocarina no era del tiempo.
Así que quedamos Riko, que ocultaba su verdadero pensamiento tras una falsa cortina de educación de mierda, y Mogura, que era una cortina de mierda ocultada tras una verdaderamente falsa educación.
El amenio hablaba como si tuviera un palo metido por el culo, como si el mundo exterior no fuera con él. Ni siquiera se defendió de nada, una gran valentía el ignorar a quien te dice la verdad. Preferí imitarlo e ignorarle, total, ya era tarde para todo.
Me quedé un rato mirando el camino por el que había desaparecido Eri. Tras un rato me iria sin mediar palabra. Riko no había estado a la altura y Mogura sí, Mogura había dado todo lo que esperaba de un amenio, incluso se superó.
Así que quedamos Riko, que ocultaba su verdadero pensamiento tras una falsa cortina de educación de mierda, y Mogura, que era una cortina de mierda ocultada tras una verdaderamente falsa educación.
El amenio hablaba como si tuviera un palo metido por el culo, como si el mundo exterior no fuera con él. Ni siquiera se defendió de nada, una gran valentía el ignorar a quien te dice la verdad. Preferí imitarlo e ignorarle, total, ya era tarde para todo.
Me quedé un rato mirando el camino por el que había desaparecido Eri. Tras un rato me iria sin mediar palabra. Riko no había estado a la altura y Mogura sí, Mogura había dado todo lo que esperaba de un amenio, incluso se superó.
—Nabi—