12/03/2017, 22:02
Akame no pudo evitar ensanchar aquella sonrisa que siempre adornaba su rostro, al ver cómo sus dos compañeros aceptaban diligentemente el improvisado plan. «Quizás tengo madera de líder de equipo, después de todo...» caviló, sonriendo todavía más para sus adentros. En la Academia Akame nunca había sido el niño más popular y, en consecuencia, siempre solía quedarse para el último cada vez que elegían equipos para ejercicios de tácticas grupales. Tal vez por eso le había alegrado tanto ver que su pequeña estratagema calaba bien en sus compañeros.
Con disciplina militar, el Uchiha hizo un gesto a Kotetsu y entró en el apartamento de Haskoz como Pedro por su casa. Si los cálculos no le fallaban, la vivienda de Chokichi estaba encima de la de su compañero Uchiha, lo que significaba que probablemente encontrarían una ventana por la que acceder encima de la de Haskoz.
Así pues, Akame salió por la ventana rota del salón de Haskoz, pegó ambos pies a la pared del bloque de viviendas con ayuda de su chakra y comenzó a escalar. «Séptimo piso. Es esta». Si los cálculos no le fallaban, debía estar frente a la ventana de la casa del Hozuki. Se volteó para hacer un gesto a Kotetsu que pretendía indicar vía libre, y examinó la ventana para determinar si podía abrirla.
Con disciplina militar, el Uchiha hizo un gesto a Kotetsu y entró en el apartamento de Haskoz como Pedro por su casa. Si los cálculos no le fallaban, la vivienda de Chokichi estaba encima de la de su compañero Uchiha, lo que significaba que probablemente encontrarían una ventana por la que acceder encima de la de Haskoz.
Así pues, Akame salió por la ventana rota del salón de Haskoz, pegó ambos pies a la pared del bloque de viviendas con ayuda de su chakra y comenzó a escalar. «Séptimo piso. Es esta». Si los cálculos no le fallaban, debía estar frente a la ventana de la casa del Hozuki. Se volteó para hacer un gesto a Kotetsu que pretendía indicar vía libre, y examinó la ventana para determinar si podía abrirla.