16/03/2017, 18:55
Lo primero en que se fijó Akame era en que aquella ventana no requería ser abierta, pues ya lo estaba. De par en par, además. Lo segundo, tras quizá un breve momento de vacilación, era que no, no podía haber estado así cuando entraron por primera vez en el apartamento de Haskoz. Se hubiese dado cuenta.
Lo tercero, si decidía entrar en el apartamento, era que parecía idéntico al de Haskoz… si es que un Kusareño era idéntico a otro tan solo por el hecho de compartir bandana y además de ser ambos unos lechugos…
Cierto, el apartamento estaba distribuido de idéntica forma al de Haskoz. Con la cama pegada a la esquina derecha, la cocina al otro lado, una mesa en el centro y una puerta que conducía al baño a la izquierda. Sin embargo, al mismo tiempo no podían ser más distintos. Aquel chico tenía todo tan limpio y ordenado que no había ni una mota de polvo; ni una simple arruga en las sábanas, hechas; o una sola silla no alineada con las rayas del parqué. Probablemente como la habitación de Akame, hubiese pensado Haskoz, de haber estado dentro y no aporreando la puerta desde el otro lado como seguía haciendo.
Pero allí no había nadie a quien entretener. El apartamento estaba vacío, salvo por dos siluetas que quizá, en un primer momento, Akame —o Kotetsu— hubiesen pasado por personas. Eran como dos maniquíes ocultos cada uno por una capa negra, de metro y medio y otro un poco más bajo. Quizá una especie de colgadores donde el joven colgaba las chaquetas, ambos al pie de la cama. A la derecha, una mesita de noche, y a su derecha, un escritorio con una cortina que cubría la pared de encima.
Al otro lado de la puerta, Haskoz seguía tratando de entretener a alguien que no parecía encontrarse allí…
Lo tercero, si decidía entrar en el apartamento, era que parecía idéntico al de Haskoz… si es que un Kusareño era idéntico a otro tan solo por el hecho de compartir bandana y además de ser ambos unos lechugos…
Cierto, el apartamento estaba distribuido de idéntica forma al de Haskoz. Con la cama pegada a la esquina derecha, la cocina al otro lado, una mesa en el centro y una puerta que conducía al baño a la izquierda. Sin embargo, al mismo tiempo no podían ser más distintos. Aquel chico tenía todo tan limpio y ordenado que no había ni una mota de polvo; ni una simple arruga en las sábanas, hechas; o una sola silla no alineada con las rayas del parqué. Probablemente como la habitación de Akame, hubiese pensado Haskoz, de haber estado dentro y no aporreando la puerta desde el otro lado como seguía haciendo.
Pero allí no había nadie a quien entretener. El apartamento estaba vacío, salvo por dos siluetas que quizá, en un primer momento, Akame —o Kotetsu— hubiesen pasado por personas. Eran como dos maniquíes ocultos cada uno por una capa negra, de metro y medio y otro un poco más bajo. Quizá una especie de colgadores donde el joven colgaba las chaquetas, ambos al pie de la cama. A la derecha, una mesita de noche, y a su derecha, un escritorio con una cortina que cubría la pared de encima.
Al otro lado de la puerta, Haskoz seguía tratando de entretener a alguien que no parecía encontrarse allí…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado