22/03/2017, 22:25
Cuando Akame descubrió la primera figura, lo que se encontró no pudo sorprenderle más: se trataba de una especie de maniquí, una marioneta de madera de metro y medio de alto y con las formas inequívocas de una mujer. Una peluca rubia le cubría la cabeza, y estaba vestida con un bañador azul oscuro, abierto por la espalda, y un pantalón del mismo color con agujeros en los laterales. Lo que más destacaba de su rostro, de facciones suaves y blancas, era un lunar cerca del ojo izquierdo.
Cuando destapó la siguiente, esta vez algo más pequeña, se encontró de nuevo con otro maniquí. Otro títere. De peluca rosada y más corta, con el flequillo corto y recogido hacia la izquierda. Vestía con un jersey ancho de mangas largas, de un color morado, que ocultaban también las inequívocas —y generosas— formas de una mujer. Bajo la cintura, unas mallas de color oscuro.
Ambas tenían los ojos cerrados, aparentemente dormidas. A Akame le resultaron familiares. Demasiado familiares...
Cuando se recompuso por lo que acababa de ver, Akame examinó también el escritorio —tras no encontrar nada bajo la cama—. Al apartar la cortina que había sobre la pared, descubrió que ésta ocultaba un tablón de corcho, con numerosas fotos en ella…
Fotos de Noemi, paseando por el Jardín de los Cerezos. De Noemi, practicando con una katana. De Noemi, besando a un chico en una plaza. Un chico cuyo rostro no se veía, pues esa parte había sido quemada. Más y más fotos aparecían de ella. Pero no solo de ella. Akame también pudo ver que Eri aparecía en muchas de aquellas fotografías. Eri, corriendo hacia el Edificio de la Uzukage. Eri, cogida de la mano de un chico rubio mientras se subía a un barco. Un chico rubio al que no se le veía la cara, pues esa parte había sido quemada.
Todas aquellas fotos compartían algo: parecían haber sido sacadas a distancia, de manera furtiva. Algunas ni siquiera estaban bien enfocadas.
Por otra parte, Kotetsu, que había sugerido mirar en el baño, no se encontró a nadie en éste si decidía finalmente seguir su propio consejo. Estaba vacío, tan limpio que brillaba y nada que destacase por irregular o extraño.
Cuando destapó la siguiente, esta vez algo más pequeña, se encontró de nuevo con otro maniquí. Otro títere. De peluca rosada y más corta, con el flequillo corto y recogido hacia la izquierda. Vestía con un jersey ancho de mangas largas, de un color morado, que ocultaban también las inequívocas —y generosas— formas de una mujer. Bajo la cintura, unas mallas de color oscuro.
Ambas tenían los ojos cerrados, aparentemente dormidas. A Akame le resultaron familiares. Demasiado familiares...
Cuando se recompuso por lo que acababa de ver, Akame examinó también el escritorio —tras no encontrar nada bajo la cama—. Al apartar la cortina que había sobre la pared, descubrió que ésta ocultaba un tablón de corcho, con numerosas fotos en ella…
Fotos de Noemi, paseando por el Jardín de los Cerezos. De Noemi, practicando con una katana. De Noemi, besando a un chico en una plaza. Un chico cuyo rostro no se veía, pues esa parte había sido quemada. Más y más fotos aparecían de ella. Pero no solo de ella. Akame también pudo ver que Eri aparecía en muchas de aquellas fotografías. Eri, corriendo hacia el Edificio de la Uzukage. Eri, cogida de la mano de un chico rubio mientras se subía a un barco. Un chico rubio al que no se le veía la cara, pues esa parte había sido quemada.
Todas aquellas fotos compartían algo: parecían haber sido sacadas a distancia, de manera furtiva. Algunas ni siquiera estaban bien enfocadas.
Por otra parte, Kotetsu, que había sugerido mirar en el baño, no se encontró a nadie en éste si decidía finalmente seguir su propio consejo. Estaba vacío, tan limpio que brillaba y nada que destacase por irregular o extraño.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado