27/03/2017, 16:34
(Última modificación: 27/03/2017, 17:19 por Uchiha Akame.)
«La puta madre...»
Akame observaba todas aquellas pruebas con el rostro desencajado. O, al menos, lo más desencajado que podía estar el suyo; que, en términos de una persona común y corriente, podía equivaler a cejas alzadas, boca torcida y pómulos sobresalientes por la sorpresa. No sólo el Hozuki era —presuntamente— un ladronzuelo de cuidado. También un siniestro pervertido...
La voz de su compañero Kotetsu le sacó de sus adentros. Akame se volteó para encararlo y dirigir una mirada de determinación. Intuía que el chico de piel café sabría digerir aquello —él mismo lo confirmó con su pausado comentario momentos después—, pero sabía que a Haskoz no le causaría el mismo efecto. Por eso mismo se acercó a Kotetsu, tomándolo del brazo con firmeza.
—No podemos dejar que Haskoz-kun vea esto. Está saliendo con Noemi-san —le susurró, mientras buscaba con la mirada al aludido—. Ya has visto cómo se ha puesto por el supuesto robo de las invitaciones. Imagina cómo se tomará esto... Podría echar a perder toda la misión —agregó, convencido.
»Ya nos encargaremos de este maldito cuando lo encontremos.
Sin perder más tiempo, se dirigió hacia la entrada haciendo aspavientos.
—¡Parece que nuestro amigo ha escapado! —anunció, mirando a Haskoz—. Por la ventana, me atrevería a decir. ¿Alguna idea de a dónde podría haber ido, Haskoz-kun?
El posicionamiento de Akame podía parecer casual, mas no lo era. En aquel momento estaba plantado junto a la entrada, firme, interponiéndose —disimuladamente— entre su compañero Uchiha y el interior de la vivienda.
Akame observaba todas aquellas pruebas con el rostro desencajado. O, al menos, lo más desencajado que podía estar el suyo; que, en términos de una persona común y corriente, podía equivaler a cejas alzadas, boca torcida y pómulos sobresalientes por la sorpresa. No sólo el Hozuki era —presuntamente— un ladronzuelo de cuidado. También un siniestro pervertido...
La voz de su compañero Kotetsu le sacó de sus adentros. Akame se volteó para encararlo y dirigir una mirada de determinación. Intuía que el chico de piel café sabría digerir aquello —él mismo lo confirmó con su pausado comentario momentos después—, pero sabía que a Haskoz no le causaría el mismo efecto. Por eso mismo se acercó a Kotetsu, tomándolo del brazo con firmeza.
—No podemos dejar que Haskoz-kun vea esto. Está saliendo con Noemi-san —le susurró, mientras buscaba con la mirada al aludido—. Ya has visto cómo se ha puesto por el supuesto robo de las invitaciones. Imagina cómo se tomará esto... Podría echar a perder toda la misión —agregó, convencido.
»Ya nos encargaremos de este maldito cuando lo encontremos.
Sin perder más tiempo, se dirigió hacia la entrada haciendo aspavientos.
—¡Parece que nuestro amigo ha escapado! —anunció, mirando a Haskoz—. Por la ventana, me atrevería a decir. ¿Alguna idea de a dónde podría haber ido, Haskoz-kun?
El posicionamiento de Akame podía parecer casual, mas no lo era. En aquel momento estaba plantado junto a la entrada, firme, interponiéndose —disimuladamente— entre su compañero Uchiha y el interior de la vivienda.