28/04/2017, 10:38
El silencio que se formó —en su mesa, no en el local— dejó que Eri se concentrase en devorar los fideos y los trozos de carne —dejando la verdura para el final—, un poco más despacio que Akame, eso sí, porque temía a quemarse la lengua gracias al humo que salía del tazón.
Una vez terminado y apurado todo el recipiente, se echó hacia atrás pegando un suspiro, y se llevó la mano hacia donde estaba su estómago. «No había probado semejante comida en mi vida...» Pensaba, satisfecha, mientras se acomodaba mejor en su asiento.
Por supuesto, Akame volvió por una segunda ronda, por lo que Eri clavó sus orbes magenta en él con una pequeña sonrisa, ahora al menos no le había pillado por sorpresa.
— Pues... Bueno, tanto mi madre, a la que jamás conocí; como mi padre, y mi hermano se convirtieron en ninjas por algo: por servir a su villa, por gloria y fama... A excepción del último, que lo hizo para protegerme. — Su tono de voz sonaba normal hasta el momento que mencionó lo último. — Entiendo sus razones, pero yo no lo haría únicamente por ''protegerme'', o por proteger a otro... Es decir. — tragó saliva. — Yo quiero ser ninja para protegeros a todos.
Formó una sonrisa, la verdad es que esa razón no era sólamente suya, y es que su hermano, que había cuidado de ella prácticamente toda su vida, eligió este camino para que nunca le pasase nada malo, es más; se negó en rotundo al principio cuando supo que ella quería serlo también. No tenía dotes de ninja médico para ayudar a los demás en combate, pero podría dar su vida por aquellos que luchasen codo con codo con ella... Y eso iba más allá del ejemplo de su hermano.
— Si alguna vez tengo familia, mi deber sería protegerla, pero si también estoy de misión como lo estoy ahora mismo contigo, mi deber es protegerte a la par de cumplir mi misión... — Intentó explicarse. — Aunque todavía tengo demasiado por aprender, ¡ni si quiera sé cuidarme de mi misma! — Soltó una risa nerviosa mientras desviaba la mirada, y suspiró; la verdad es que todavía era un desastre.
— ¿Y tú, Akame-san? — Preguntó al cabo de unos segundos.
Una vez terminado y apurado todo el recipiente, se echó hacia atrás pegando un suspiro, y se llevó la mano hacia donde estaba su estómago. «No había probado semejante comida en mi vida...» Pensaba, satisfecha, mientras se acomodaba mejor en su asiento.
Por supuesto, Akame volvió por una segunda ronda, por lo que Eri clavó sus orbes magenta en él con una pequeña sonrisa, ahora al menos no le había pillado por sorpresa.
— Pues... Bueno, tanto mi madre, a la que jamás conocí; como mi padre, y mi hermano se convirtieron en ninjas por algo: por servir a su villa, por gloria y fama... A excepción del último, que lo hizo para protegerme. — Su tono de voz sonaba normal hasta el momento que mencionó lo último. — Entiendo sus razones, pero yo no lo haría únicamente por ''protegerme'', o por proteger a otro... Es decir. — tragó saliva. — Yo quiero ser ninja para protegeros a todos.
Formó una sonrisa, la verdad es que esa razón no era sólamente suya, y es que su hermano, que había cuidado de ella prácticamente toda su vida, eligió este camino para que nunca le pasase nada malo, es más; se negó en rotundo al principio cuando supo que ella quería serlo también. No tenía dotes de ninja médico para ayudar a los demás en combate, pero podría dar su vida por aquellos que luchasen codo con codo con ella... Y eso iba más allá del ejemplo de su hermano.
— Si alguna vez tengo familia, mi deber sería protegerla, pero si también estoy de misión como lo estoy ahora mismo contigo, mi deber es protegerte a la par de cumplir mi misión... — Intentó explicarse. — Aunque todavía tengo demasiado por aprender, ¡ni si quiera sé cuidarme de mi misma! — Soltó una risa nerviosa mientras desviaba la mirada, y suspiró; la verdad es que todavía era un desastre.
— ¿Y tú, Akame-san? — Preguntó al cabo de unos segundos.