4/06/2017, 19:12
(Última modificación: 4/06/2017, 19:12 por Uchiha Akame.)
Akame asintió varias veces en lo que duró la respuesta de su compañero, que no fue escueta precisamente. Sí, él conocía todo aquello del bijuu que había aparecido años atrás en Arashi no Kuni y la devastación que había traído consigo. El cómo los selladores más poderosos de Oonindo prestaron su ayuda a los shinobi de la Lluvia y el trato al que llegaron después. «Pero no me refiero a eso, sino a...»
—El tema es... y creo que sé por dónde vas, ¿qué nos garantiza a nosotros que a la Arashikage no se le crucen un día los cables y use al bijuu? Supongo que nada.
Aquello era exactamente a lo que el mayor de los Uchiha se refería. Con semejante poder en sus manos, era demasiado ingenuo pensar que Amegakure no estaría tentada de usarlo.
Asintió una vez más cuando Datsue comentó que seguramente los altos mandos de Uzu ya estarían tomando las precauciones mínimas. «Supongo que sí, en cualquier caso dudo que dos gennin como nosotros tuvieran acceso a esa información». Aquel pensamiento le provocó un escozor en el estómago; era un Uchiha, sí, pero en la escala de poder de Oonindo equivalía a poco más que una hormiga... «Por ahora».
—Eso espero, aunque tampoco contaría con ello. Después de la muerte de Shiona-sama, la Aldea está patas arriba —replicó Akame—. Estoy seguro de que todavía desaparece algún que otro ninja que eligió el bando equivocado...
En ese momento recordó la reunión con Eri y Shiona en su despacho, la facilidad con la que había mandado matar a varios de sus propios ninjas. «En este mundo no puedes fiarte más que de la mano que tienes al final de tu brazo», se dijo a sí mismo el Uchiha. Alzó la vista y miró a su compañero. Un chico sociable y divertido, buen investigador. Un tipo que le caía bien. Entonces se preguntó si algún día Datsue diría las palabras equivocadas, o escogería el bando incorrecto, y alguien como Shiona, Zoku o Gouna le ordenaría matarle.
—Datsue-kun —llamó—, ¿y qué me dices del Examen de Chuunin? ¿Crees que podrás presentarte?
—El tema es... y creo que sé por dónde vas, ¿qué nos garantiza a nosotros que a la Arashikage no se le crucen un día los cables y use al bijuu? Supongo que nada.
Aquello era exactamente a lo que el mayor de los Uchiha se refería. Con semejante poder en sus manos, era demasiado ingenuo pensar que Amegakure no estaría tentada de usarlo.
Asintió una vez más cuando Datsue comentó que seguramente los altos mandos de Uzu ya estarían tomando las precauciones mínimas. «Supongo que sí, en cualquier caso dudo que dos gennin como nosotros tuvieran acceso a esa información». Aquel pensamiento le provocó un escozor en el estómago; era un Uchiha, sí, pero en la escala de poder de Oonindo equivalía a poco más que una hormiga... «Por ahora».
—Eso espero, aunque tampoco contaría con ello. Después de la muerte de Shiona-sama, la Aldea está patas arriba —replicó Akame—. Estoy seguro de que todavía desaparece algún que otro ninja que eligió el bando equivocado...
En ese momento recordó la reunión con Eri y Shiona en su despacho, la facilidad con la que había mandado matar a varios de sus propios ninjas. «En este mundo no puedes fiarte más que de la mano que tienes al final de tu brazo», se dijo a sí mismo el Uchiha. Alzó la vista y miró a su compañero. Un chico sociable y divertido, buen investigador. Un tipo que le caía bien. Entonces se preguntó si algún día Datsue diría las palabras equivocadas, o escogería el bando incorrecto, y alguien como Shiona, Zoku o Gouna le ordenaría matarle.
—Datsue-kun —llamó—, ¿y qué me dices del Examen de Chuunin? ¿Crees que podrás presentarte?