12/06/2017, 10:53
Mogura estaba plenamente convencido de que sus capacidades y conocimientos no eran suficientes para ganar un torneo en el cual competían un gran número de participantes. El muchacho tenía su punto, sin embargo, pues sólo alguien tan bruto y egocéntrico como el tiburón podría saberse ganador del evento, a pesar de que entre sus contrincantes no sólo yacían alguno de los genin más fuertes de su promoción, sino también numerosos extranjeros de las otras dos aldeas, cuyas habilidades y capacidades también era tan desconocidas.
Pero Kaido era un tipo muy especial. O tal vez no lo era tanto, pero lo sentía a pesar de que pudiera ser que no lo fuera. Y respecto a su sentido de superioridad, podía llegar a ser tan testarudo como el mismísimo Mogura, deseoso de sólo dar una "buena" imagen en el torneo, y ya. Confirmista de naturaleza y vocación.
Keisuke, por otro lado, intentó darle una lección a su compañero. Su discurso intentó darle confianza y determinación a su interlocutor, aunque haciéndole saber que aquello no era un compromiso, pero sí una meta más propia que ajena. Habló de Yui-sama y de la confianza que tendría que haber depositado en ella, y en su juicio.
Kaido pudo haber resumido todo aquello en un simple "búscate un buen par de cojones, que te los has dejado en casa"
—Puede que nuestro compañero Mogura tenga un buen punto también, Keisuke-san. Porque al fin y al cabo, en nuestra sociedad existen dos tipos de shinobi: los que logran llegar a la cima y consagrarse como grandes combatientes de su nación, y los que... no. Tal vez Yui-sama envió a Mogu-san para hacernos ver mejor a los ojos del mundo.
Pero Kaido era un tipo muy especial. O tal vez no lo era tanto, pero lo sentía a pesar de que pudiera ser que no lo fuera. Y respecto a su sentido de superioridad, podía llegar a ser tan testarudo como el mismísimo Mogura, deseoso de sólo dar una "buena" imagen en el torneo, y ya. Confirmista de naturaleza y vocación.
Keisuke, por otro lado, intentó darle una lección a su compañero. Su discurso intentó darle confianza y determinación a su interlocutor, aunque haciéndole saber que aquello no era un compromiso, pero sí una meta más propia que ajena. Habló de Yui-sama y de la confianza que tendría que haber depositado en ella, y en su juicio.
Kaido pudo haber resumido todo aquello en un simple "búscate un buen par de cojones, que te los has dejado en casa"
—Puede que nuestro compañero Mogura tenga un buen punto también, Keisuke-san. Porque al fin y al cabo, en nuestra sociedad existen dos tipos de shinobi: los que logran llegar a la cima y consagrarse como grandes combatientes de su nación, y los que... no. Tal vez Yui-sama envió a Mogu-san para hacernos ver mejor a los ojos del mundo.