23/06/2017, 23:01
—Le digo que la crema PLUS 2000 es un paso al futuro. No hay herida, por muy fea que sea, que no se regenere con ella. ¡Proviene de la mismísima savia del Árbol Sagrado, fíjese bien en lo que le digo!
El anciano, con chepa y la dentadura inferior sobresaliente, arrastraba a Datsue campo a través, agarrándole del antebrazo.
—¡Muy bien! ¡Pues a ver si esa crema hace los milagros que usted dice con esta pobre muchachita de aquí!
—Pero si ya le acabo de demostrar… —Datsue, en un arrebato de ingenio, había sellado un par de Henges a lo largo de su antebrazo para simular una herida mortal. Luego, aplicando un poco de la crema que llevaba en su mano, había hecho desaparecer ese Henge para simular como la crema regeneraba su piel. La realización había sido una chapuza, tenía que reconocerlo, pero los ojos nublados de aquel anciano, probablemente debido a las cataratas, habían tragado parte del ardid—. Escúcheme, esto no se puede desperdiciar así como así, hombre. Que estamos hablando de la crema plus…
El Uchiha se quedó con la boca abierta, sin habla. Frente a él, y tras atravesar una maraña de personas, yacía una bella muchacha con una lanza atravesándole el pecho.
—¡A-aiko! —exclamó, arrodillándose junto a ella—. Por los Dioses, ¡llamen a un médico, joder! —por inercia, se llevó dos dedos al cuello de la muchacha. No había pulso. ¿Cómo lo iba a haber? Su corazón debía estar atravesado de lado a lado por aquella lanza del demonio.
Diez minutos más tarde, un hombre calvo en la parte superior de la cabeza, con una mascarilla blanca que le ocultaba la boca y parte de la nariz, se abrió paso entre el tumulto.
—Si me hubiesen permitido hablar con nuestro Juuchin, nada de esto pasaría —murmuraba el hombre, con una bolsa colgando del hombro, una camilla plegable amarrada a su espalda y gafas de sol redondas—. Los shinobis no traen más que problemas. Son portadores de millares de enfermedades, traen la peste, ¡y ahora esto! —exclamó, arrodillándose junto a la kunoichi—. ¡Matándose en un mero entrenamiento! ¿Dónde quedó su honor?
Tras tomarle el pulso y verificar, al igual que Datsue, que estaba muerta, tomó una daga de su cinturón y, de un certero tajo, cortó la lanza por encima del estómago de Aiko. Luego, de un rápido movimiento, extrajo la lanza por el otro lado, dejando que la sangre cayese a borbotones por el hueco dejado.
La imagen era, cuanto menos, desoladora.
—¿Quién te ha hecho esto? —murmuró Datsue, como preguntándole a la propia Aiko. Por un momento, se había olvidado hasta de sus negocios.
El anciano, con chepa y la dentadura inferior sobresaliente, arrastraba a Datsue campo a través, agarrándole del antebrazo.
—¡Muy bien! ¡Pues a ver si esa crema hace los milagros que usted dice con esta pobre muchachita de aquí!
—Pero si ya le acabo de demostrar… —Datsue, en un arrebato de ingenio, había sellado un par de Henges a lo largo de su antebrazo para simular una herida mortal. Luego, aplicando un poco de la crema que llevaba en su mano, había hecho desaparecer ese Henge para simular como la crema regeneraba su piel. La realización había sido una chapuza, tenía que reconocerlo, pero los ojos nublados de aquel anciano, probablemente debido a las cataratas, habían tragado parte del ardid—. Escúcheme, esto no se puede desperdiciar así como así, hombre. Que estamos hablando de la crema plus…
El Uchiha se quedó con la boca abierta, sin habla. Frente a él, y tras atravesar una maraña de personas, yacía una bella muchacha con una lanza atravesándole el pecho.
—¡A-aiko! —exclamó, arrodillándose junto a ella—. Por los Dioses, ¡llamen a un médico, joder! —por inercia, se llevó dos dedos al cuello de la muchacha. No había pulso. ¿Cómo lo iba a haber? Su corazón debía estar atravesado de lado a lado por aquella lanza del demonio.
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Diez minutos más tarde, un hombre calvo en la parte superior de la cabeza, con una mascarilla blanca que le ocultaba la boca y parte de la nariz, se abrió paso entre el tumulto.
—Si me hubiesen permitido hablar con nuestro Juuchin, nada de esto pasaría —murmuraba el hombre, con una bolsa colgando del hombro, una camilla plegable amarrada a su espalda y gafas de sol redondas—. Los shinobis no traen más que problemas. Son portadores de millares de enfermedades, traen la peste, ¡y ahora esto! —exclamó, arrodillándose junto a la kunoichi—. ¡Matándose en un mero entrenamiento! ¿Dónde quedó su honor?
Tras tomarle el pulso y verificar, al igual que Datsue, que estaba muerta, tomó una daga de su cinturón y, de un certero tajo, cortó la lanza por encima del estómago de Aiko. Luego, de un rápido movimiento, extrajo la lanza por el otro lado, dejando que la sangre cayese a borbotones por el hueco dejado.
La imagen era, cuanto menos, desoladora.
—¿Quién te ha hecho esto? —murmuró Datsue, como preguntándole a la propia Aiko. Por un momento, se había olvidado hasta de sus negocios.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado