5/07/2017, 14:32
— ¿Te mentí? Nabi, ¿De que mierda estas hablando? ¡Nunca te mentí! ¡Ni si quiera fingí lo que pasó! No todos podemos levantarnos y atacar a un civil sin causarle daño, ¿sabes?. Me ayudaste en ese momento y te lo agradezco. Pero estaba perdido en ese lugar y no te conocía de nada. Podrías haber sido un asesino o un loco.
Desde luego poco tenía que ver ese Juro con el que yo había conocido, como cambia una patada en la cara a la gente, hay que ver. Ya con sus sentimientos a flor de piel y su enfado a la altura del mio pude contestarle en igualdad de condiciones.
— Llamame loco si quieres, o asesino, pero a mi parecer es obvio como shinobi que si te encuentras con otro shinobi de otra villa lo mínimo es presentarte como es debido. ¡No ocultar tu bandana como una vieja su menopausia! Y ahora llego aqui y te veo con tu bandana al cuello. ¿Qué crees que puedo pensar? ¡Que me vacilaste! Me tomaste por un imbecil. Yo confiaba en ti, Juro.
El joven kuseño mantenía una distancia prudente a pesar de sus acalorados gritos, estaba claro que pensaba que iba a volver a recibir, y seguramente estaba en lo cierto si la cosa seguía así.
— No puedes culparme por algo así. Tú nunca me preguntaste si era un civil. Lo supusiste. Además, ¿Atacar a una persona así como así en estos lugares? ¿Te has vuelto loco? Si no te conociese...
— ¡Y tú sabías que pensaba que eras un civil! ¡Lo acabas de admitir! No revelar tu verdadera identidad no es diferente de mentir, encima con la bandana escondida. Si estamos en paz, ¿por qué te camuflaste como civil? ¿Qué quieres que piense?
Tenía muchos más argumentos de por qué era un desalmado y un mal shinobi que insultaba todos los conceptos de honor y dignidad que acompañan al cargo, pero decidí cederle el turno para dar sus estúpidos argumentos que yo desmontaría de un plumazo con los mios.
Desde luego poco tenía que ver ese Juro con el que yo había conocido, como cambia una patada en la cara a la gente, hay que ver. Ya con sus sentimientos a flor de piel y su enfado a la altura del mio pude contestarle en igualdad de condiciones.
— Llamame loco si quieres, o asesino, pero a mi parecer es obvio como shinobi que si te encuentras con otro shinobi de otra villa lo mínimo es presentarte como es debido. ¡No ocultar tu bandana como una vieja su menopausia! Y ahora llego aqui y te veo con tu bandana al cuello. ¿Qué crees que puedo pensar? ¡Que me vacilaste! Me tomaste por un imbecil. Yo confiaba en ti, Juro.
El joven kuseño mantenía una distancia prudente a pesar de sus acalorados gritos, estaba claro que pensaba que iba a volver a recibir, y seguramente estaba en lo cierto si la cosa seguía así.
— No puedes culparme por algo así. Tú nunca me preguntaste si era un civil. Lo supusiste. Además, ¿Atacar a una persona así como así en estos lugares? ¿Te has vuelto loco? Si no te conociese...
— ¡Y tú sabías que pensaba que eras un civil! ¡Lo acabas de admitir! No revelar tu verdadera identidad no es diferente de mentir, encima con la bandana escondida. Si estamos en paz, ¿por qué te camuflaste como civil? ¿Qué quieres que piense?
Tenía muchos más argumentos de por qué era un desalmado y un mal shinobi que insultaba todos los conceptos de honor y dignidad que acompañan al cargo, pero decidí cederle el turno para dar sus estúpidos argumentos que yo desmontaría de un plumazo con los mios.
—Nabi—