14/07/2017, 12:59
Estaba comenzando a anochecer, y el calor del verano aún cargaba el ambiente. Los grillos, desde sus escondites entre los matorrales, habían compenzado su agradable serenata, y alguna rana había comenzado a croar en algún punto al otro lado del agua.
A las ocho menos cuarto de la noche, Ayame estaba ya plantada frente al estanque. Aún faltaba un cuarto de hora para la hora oficial a la que había quedado con Daruu, pero no había podido evitarlo. Y ahora sus ojos nerviosos seguían el movimiento de las carpas que nadaban tranquilamente, ajenas a la agitación de la joven que las observaba, en un vano intento por distraer su mente y templar sus nervios. A juzgar por el nervioso jugueteo de sus manos, no lo conseguía.
Todas las prendas que había traído en su equipaje al Valle de los Dojos era ropa cómoda y apta para el combate, nada que pudiera ser tildado como apropiado para una cita. Por eso había tenido que ir aquella mañana a Sendōshi, y recorrer a todo correr las tiendas de ropa que vio en su camino. Mil y una opciones consideró y mil y una prendas se probó hasta que dio con algo que le convenciera mínimamente. Y ahora que contemplaba su reflejo, las dudas volvían a asaltar su mente. Había optado por un vestido de color azul eléctrico, bastante sencillo, pero cuya falda daba un bonito vuelo cuando se movía. A modo de calzado unas sandalias planas, cómodas para andar, y de color negro. No llevaba maquillaje, nunca lo había hecho, y aunque había tratado de peinarse lo mejor posible, sus rizos seguían tan rebeldes como siempre. Sin embargo, había algo con lo que no había podido hacer nada. Y consciente de que llevar la bandana ninja sobre la frente a un encuentro así sería una auténtica ridiculez, se había visto obligada a tapar su frente con una cinta de tela también de color azul. Era consciente de que aquello también era bastante ridículo, pero simplemente no había sido capaz de dejar su frente desnuda.
«Soy un desastre para estas cosas...» Se lamentó, recordándose de nuevo lo bonitas que se veían muchas kunoichis con las que se había cruzado hasta el momento. ¿Cómo lo hacían? Quizás ella no era lo suficientemente femenina, después de todo... ¿Entonces que había visto Daruu en ella?
A las ocho menos cuarto de la noche, Ayame estaba ya plantada frente al estanque. Aún faltaba un cuarto de hora para la hora oficial a la que había quedado con Daruu, pero no había podido evitarlo. Y ahora sus ojos nerviosos seguían el movimiento de las carpas que nadaban tranquilamente, ajenas a la agitación de la joven que las observaba, en un vano intento por distraer su mente y templar sus nervios. A juzgar por el nervioso jugueteo de sus manos, no lo conseguía.
Todas las prendas que había traído en su equipaje al Valle de los Dojos era ropa cómoda y apta para el combate, nada que pudiera ser tildado como apropiado para una cita. Por eso había tenido que ir aquella mañana a Sendōshi, y recorrer a todo correr las tiendas de ropa que vio en su camino. Mil y una opciones consideró y mil y una prendas se probó hasta que dio con algo que le convenciera mínimamente. Y ahora que contemplaba su reflejo, las dudas volvían a asaltar su mente. Había optado por un vestido de color azul eléctrico, bastante sencillo, pero cuya falda daba un bonito vuelo cuando se movía. A modo de calzado unas sandalias planas, cómodas para andar, y de color negro. No llevaba maquillaje, nunca lo había hecho, y aunque había tratado de peinarse lo mejor posible, sus rizos seguían tan rebeldes como siempre. Sin embargo, había algo con lo que no había podido hacer nada. Y consciente de que llevar la bandana ninja sobre la frente a un encuentro así sería una auténtica ridiculez, se había visto obligada a tapar su frente con una cinta de tela también de color azul. Era consciente de que aquello también era bastante ridículo, pero simplemente no había sido capaz de dejar su frente desnuda.
«Soy un desastre para estas cosas...» Se lamentó, recordándose de nuevo lo bonitas que se veían muchas kunoichis con las que se había cruzado hasta el momento. ¿Cómo lo hacían? Quizás ella no era lo suficientemente femenina, después de todo... ¿Entonces que había visto Daruu en ella?