20/07/2017, 17:12
Como me imaginé aquel fatidico día en que conocí al traidor kuseño que ahora se mostraba ante mi como la vibora que era, Juro y Eri congeniaron al instante. Ambos eran personas decentes e inocentes, casi podían formar un duo cómico de inocentadas.
Y como no, empezaron a hablar, y yo vi las intenciones de Juro. De lo que hablamos la última vez que nos vimos, la última y la primera. Quería hacerle alguna seña de que cortara el rollo, pero Eri clavó su mirada en mi intentando disuadirme telepaticamente de volver a zurrar a Juro. Para cuando pude mirar a los ojos al shinobi de Kusa libremente ya llevaba media historia y lo más educado, y la educación era esencial para los Uzushiogakurenses.
Cuando acabó hablé yo.
— Veras, Juro. La situación de la que hablamos y que tan frecuentemente desestimé por imposible se ha dado y ahora ya no es necesario ningún empujón para llegar a tal situación. Así que lo más apropiado es obviar cualquier intento de alusión a mis heroicos actos ya que Eri ya es más que consicente del heroe que soy. Ah, y... la próxima vez, presentate como es debido.
Tenía ganas de darle un par de hostias más al kuseño para desahogarme y despues ya pensar en qué hacer con él, pero seguía siendo Juro. Ese joven e inocente muchachito que se había deleitado con mis historias. A quien había visto como un hermano pequeño más que nada por lo infantil que parecía y lo impresionable que era. Y ahora me aparecía como un soldado más en la guerra que es el mundo shinobi y era de un bando enemigo.
Tal vez eran los ideales de Gouna de estar en paz y ser felices y el Hakuna Matata que llevaba en los alto pero empezaba a pensar que que fuera gennin de otra villa no era para tanto.
Y como no, empezaron a hablar, y yo vi las intenciones de Juro. De lo que hablamos la última vez que nos vimos, la última y la primera. Quería hacerle alguna seña de que cortara el rollo, pero Eri clavó su mirada en mi intentando disuadirme telepaticamente de volver a zurrar a Juro. Para cuando pude mirar a los ojos al shinobi de Kusa libremente ya llevaba media historia y lo más educado, y la educación era esencial para los Uzushiogakurenses.
Cuando acabó hablé yo.
— Veras, Juro. La situación de la que hablamos y que tan frecuentemente desestimé por imposible se ha dado y ahora ya no es necesario ningún empujón para llegar a tal situación. Así que lo más apropiado es obviar cualquier intento de alusión a mis heroicos actos ya que Eri ya es más que consicente del heroe que soy. Ah, y... la próxima vez, presentate como es debido.
Tenía ganas de darle un par de hostias más al kuseño para desahogarme y despues ya pensar en qué hacer con él, pero seguía siendo Juro. Ese joven e inocente muchachito que se había deleitado con mis historias. A quien había visto como un hermano pequeño más que nada por lo infantil que parecía y lo impresionable que era. Y ahora me aparecía como un soldado más en la guerra que es el mundo shinobi y era de un bando enemigo.
Tal vez eran los ideales de Gouna de estar en paz y ser felices y el Hakuna Matata que llevaba en los alto pero empezaba a pensar que que fuera gennin de otra villa no era para tanto.
—Nabi—