22/07/2017, 00:35
(Última modificación: 22/07/2017, 00:35 por Amedama Daruu.)
Pese a todo, se había decidido en subir. Equipado con una gruesa capa de viaje negra, Daruu se había adentrado en lo más profundo de Hokutōmori. Allí, tal y como había podido averiguar, una entrada muy estrecha en la montaña conducía a una cueva aún más estrecha. El largo trayecto bajo la cordillera había sido angosto y agobiante. Al principio sobretodo, por el calor que hacía con la capa de viaje. Pero ya había sido advertido de que la llevase puesta desde el principio, y menos mal: en cuanto dobló una esquina, una corriente de aire helado le sacudió como una bola de nieve en una pelea navideña de niños. Apretó los dientes y cruzó la ráfaga de viento, sus cabellos luchando por escapar en la otra dirección. La salida estaba ya muy cerca: una franja de luz diminuta en la distancia. Cerró los ojos y se armó de paciencia, hasta que finalmente consiguió poner un pie en el exterior.
Allá todo era nieve. Un pasillo entre dos cortes verticales en la montaña, que ascendía serpenteando. A un lado del camino, un cartel desgastado con las letras talladas en piedra rezaba:
Pobres de aquellos que pisen estas montañas sin la intención de sufrir. Pobres de aquellos que intenten el ascenso sin el alma pura como el agua clara de un lago y el cuerpo endurecido como la roca. Sea la victoria de llegar al final solamente para aquellos con la tenacidad fría de un carámbano de hielo.
Daruu suspiró, cerró los ojos, y dio el primer paso en la nieve.
Allá todo era nieve. Un pasillo entre dos cortes verticales en la montaña, que ascendía serpenteando. A un lado del camino, un cartel desgastado con las letras talladas en piedra rezaba:
La Senda del Carámbano
Pobres de aquellos que pisen estas montañas sin la intención de sufrir. Pobres de aquellos que intenten el ascenso sin el alma pura como el agua clara de un lago y el cuerpo endurecido como la roca. Sea la victoria de llegar al final solamente para aquellos con la tenacidad fría de un carámbano de hielo.
Daruu suspiró, cerró los ojos, y dio el primer paso en la nieve.