22/07/2017, 12:15
(Última modificación: 29/07/2017, 02:48 por Amedama Daruu.)
—Bueno... Parecías bastante enfadada por lo de la frente... Así que algo mal sí que he empezado. Lo siento —musitó él. Ayame estaba a punto de responderle que no pasaba nada, que no estaba enfadada ni dolida, pero entonces él añadió algo que hizo que las palabras quedaran congeladas en sus labios—: Pero no pasa nada. Seguro que es igual de bonita que tu sonrisa.
Y así se quedó, muda como una boba, con las mejillas arreboladas, mientras volvían a caminar agarrados de la mano colina abajo, en dirección a Sendōshi.
—No, la verdad es que no había pensado nada. ¿Qué te gusta?
Aquella pregunta la sorprendió con la guardia baja. Ayame levantó la mirada al cielo, pensativa. En el tiempo que había estado buscando alguna prenda que le sirviera para aquella noche, no se había fijado demasiado en los locales de restauración que había en la ciudad. Sumida en su preocupación, los había pasado de largo sin tan siquiera prestarles un poco de atención, por lo que no sabía qué podrían encontrar una vez estuvieran allí.
—Pues no sé... No soy muy exquisita con la comida, así que me gusta cualquier cosa. Menos el tomate y las setas, eso sí —añadió, con una mueca de asco—. Si quieres podríamos buscar algún sitio de ramen o... pizas.
Y así se quedó, muda como una boba, con las mejillas arreboladas, mientras volvían a caminar agarrados de la mano colina abajo, en dirección a Sendōshi.
—No, la verdad es que no había pensado nada. ¿Qué te gusta?
Aquella pregunta la sorprendió con la guardia baja. Ayame levantó la mirada al cielo, pensativa. En el tiempo que había estado buscando alguna prenda que le sirviera para aquella noche, no se había fijado demasiado en los locales de restauración que había en la ciudad. Sumida en su preocupación, los había pasado de largo sin tan siquiera prestarles un poco de atención, por lo que no sabía qué podrían encontrar una vez estuvieran allí.
—Pues no sé... No soy muy exquisita con la comida, así que me gusta cualquier cosa. Menos el tomate y las setas, eso sí —añadió, con una mueca de asco—. Si quieres podríamos buscar algún sitio de ramen o... pizas.