22/07/2017, 17:59
El verano en el país del fuego era caluroso, pero el joven médico de Amegakure comenzaba a acostumbrarse. Aún así seguía luciendo sobre su cabeza un humilde sombrero de paja que lo protegía de los rayos solares, a su vez, con un abanico se aseguraba de que la corriente de aire siempre fuese hacía él. Su jinbei gris ahora era acompañado de un haori de un color verde oscuro, debajo de este y a la altura de su cadera se encontraban su kit médico y su portaobjetos.
El leñador llevaba quien sabe cuanto tiempo sentado en ese tocón, probablemente y juzgando por el hacha que descansaba no muy lejos suyo, él lo habría cortado con sus propias manos. Mogura había sentido la necesidad de ver Hokutoomori al menos una vez y el viaje al torneo le había dado la oportunidad de hacerlo.
No era un persona a la que se le pudiese llamar religiosa pues tenía conocimiento de la existencia de muchos dioses, a veces más de uno para la misma cosa y no podía decir que tuviese alguna inclinación por alguno en particular. Lo mejor que podía hacer era respetarlos a todos por igual y seguir su camino.
Al ver tamaña escena no pudo evitar detenerse. Una hermosa fémina se había dejado caer en el piso, su ropa no estaba en las mejores condiciones considerando la calidad de la prenda, junto a ella un orgulloso samurai se mostraba como se solían mostrar los guerreros de su clase.
«No tiene sus espadas.»
Fue algo que llamó la atención del médico.
El tercer personaje de la escena delimitada por una serie de guardias, era un mugroso ladrón, se veía a la legua. O era una persona con un pésimo año y había caído en la decadencia total debido a no prestarle la suficiente atención a los dioses, pero nuevamente, Mogura no creía tanto en esas cosas.
Había tomado un lugar en el tocón hacía un rato, el leñador se encontraba ahí desde antes. Incluso así, no tenía respuestas a lo que estaba pasando ahí.
La suerte sería la misma que la de los otros dos que habrían comenzado a hablar, buscando saciar su curiosidad.
Parece que todos buscamos una respuesta a lo mismo...
Comentaría en un tono ligeramente serio girando su mirada en dirección al shinobi de Uzushiogakure permitiendole ver en su frente la bandana de Amegakure.
¡Buenas tardes! Seguro que si prestamos un poco de atención podremos saber que sucede aquí.
Diría cambiando su tono por uno un poco mas jocoso y entonces realizaría una ligera reverencia a ambos muchachos, al jorobado shinobi de Kusagakure por último permitiendole ver también su bandana en la frente.
El leñador llevaba quien sabe cuanto tiempo sentado en ese tocón, probablemente y juzgando por el hacha que descansaba no muy lejos suyo, él lo habría cortado con sus propias manos. Mogura había sentido la necesidad de ver Hokutoomori al menos una vez y el viaje al torneo le había dado la oportunidad de hacerlo.
No era un persona a la que se le pudiese llamar religiosa pues tenía conocimiento de la existencia de muchos dioses, a veces más de uno para la misma cosa y no podía decir que tuviese alguna inclinación por alguno en particular. Lo mejor que podía hacer era respetarlos a todos por igual y seguir su camino.
Al ver tamaña escena no pudo evitar detenerse. Una hermosa fémina se había dejado caer en el piso, su ropa no estaba en las mejores condiciones considerando la calidad de la prenda, junto a ella un orgulloso samurai se mostraba como se solían mostrar los guerreros de su clase.
«No tiene sus espadas.»
Fue algo que llamó la atención del médico.
El tercer personaje de la escena delimitada por una serie de guardias, era un mugroso ladrón, se veía a la legua. O era una persona con un pésimo año y había caído en la decadencia total debido a no prestarle la suficiente atención a los dioses, pero nuevamente, Mogura no creía tanto en esas cosas.
Había tomado un lugar en el tocón hacía un rato, el leñador se encontraba ahí desde antes. Incluso así, no tenía respuestas a lo que estaba pasando ahí.
La suerte sería la misma que la de los otros dos que habrían comenzado a hablar, buscando saciar su curiosidad.
Parece que todos buscamos una respuesta a lo mismo...
Comentaría en un tono ligeramente serio girando su mirada en dirección al shinobi de Uzushiogakure permitiendole ver en su frente la bandana de Amegakure.
¡Buenas tardes! Seguro que si prestamos un poco de atención podremos saber que sucede aquí.
Diría cambiando su tono por uno un poco mas jocoso y entonces realizaría una ligera reverencia a ambos muchachos, al jorobado shinobi de Kusagakure por último permitiendole ver también su bandana en la frente.
Hablo - Pienso