24/07/2017, 11:36
(Última modificación: 29/07/2017, 03:05 por Amedama Daruu.)
—Eh, tú. Espera. —Una voz llamó su atención a sus espaldas. Daruu se dio la vuelta rápidamente, sorprendido. Debajo del arrebujado bulto que ocupaba aquél abrigo negro se ocultaba un muchacho peculiar. Lo primero que saltaba a la vista es que su piel parecía haber perdido el color. Sinceramente, si no lo hubiera conocido de antemano, Daruu hubiera pensado que estaba medio congelado ya. Pero ese gris azulado era inconfundible. También la forma de esos dientes afilados y esa sonrisa suya que quiere intimidar pero no lo consigue del todo, y esa figura entre larguirucha e imponente—. ¿no quieres que vaya yo primero?
Daruu sonrió. Lo último que esperaba encontrar allá arriba era a alguien de su propia aldea. Y éste en concreto había asistido a su clase en la academa, aunque no había hablado mucho con él.
—Vaya. ¿Umikiba Kaido, no? —dijo—. No te veía desde la graduación.
Volvió a darse la vuelta y observó la subida en diagonal, que poco más allá de cinco metros torcía a la derecha y se perdía entre los dos barrancos.
—Si quieres ir tú primero, yo no te lo voy a impedir. Pero la Senda del Carámbano es un camino de realización personal, no una carrera. O eso me han dicho.
»Así que, tú eliges. O te pones a correr cuesta arriba como un salmón subiendo una catarata o te vienes conmigo y hacemos el camino juntos. Será agradable y enriquecedor para los dos.
Daruu sonrió. Lo último que esperaba encontrar allá arriba era a alguien de su propia aldea. Y éste en concreto había asistido a su clase en la academa, aunque no había hablado mucho con él.
—Vaya. ¿Umikiba Kaido, no? —dijo—. No te veía desde la graduación.
Volvió a darse la vuelta y observó la subida en diagonal, que poco más allá de cinco metros torcía a la derecha y se perdía entre los dos barrancos.
—Si quieres ir tú primero, yo no te lo voy a impedir. Pero la Senda del Carámbano es un camino de realización personal, no una carrera. O eso me han dicho.
»Así que, tú eliges. O te pones a correr cuesta arriba como un salmón subiendo una catarata o te vienes conmigo y hacemos el camino juntos. Será agradable y enriquecedor para los dos.