25/07/2017, 04:48
(Última modificación: 29/07/2017, 03:05 por Amedama Daruu.)
La sorpresa que embargó a Daruu también la sintió el escualo, cuando comprobó que la persona delante de él se trataba nada más y nada menos que de compatriota, también shinobi de su aldea, y genin; con el que habría compartido alguna de las clases finales anteriores a graduación de la academia. Además, así como Daruu le recordaba, probablemente, por su azulada tonalidad y/o tan indistinguible dentadura; Kaido podía decir lo mismo acerca del Amedama, cuyos ojos eran de lo más únicos y particulares.
De un gris blanquecino profundo, que rodeaba todo el globo ocular y daba la extraña sensación que te te veía y a la misma vez, no.
—Vaya. ¿Umikiba Kaido, no? —dijo—. No te veía desde la graduación.
—¡Daruu-kun! —exclamó, entre fríos bocarrajos de aire—. cuanto tiempo, colega.
Daruu se volteó de pronto, y Kaido avanzó un par de pasos hasta alcanzar su posición. Envolvió al ojos blancos con el brazo por detrás de su cogote, mientras observaba el único trayecto que se abría en una escalada diagonal frente a ellos, con gélidos vestigios de viento asomándose cada tanto entre los barrancos. Daruu trató después de explicarle de qué se trataba realmente la Senda del Carámbano, restándole importancia a la deportividad y definiéndolo como un trayecto de realización personal más que una competencia.
El gyojin sonrió, y bajó finalmente su brazo de encima de su compañero.
—Está bien, hagámoslo a tu modo. Ya tendré mi buena cuota de competencia para cuando empiece el jodido torneo —admitió, señalando el frente con ambas manos abiertas. Invitando a su interlocutor a comenzar la travesía, y así ver quién era digno de completar la Senda del Carámbano —. ¿vamos?
De un gris blanquecino profundo, que rodeaba todo el globo ocular y daba la extraña sensación que te te veía y a la misma vez, no.
—Vaya. ¿Umikiba Kaido, no? —dijo—. No te veía desde la graduación.
—¡Daruu-kun! —exclamó, entre fríos bocarrajos de aire—. cuanto tiempo, colega.
Daruu se volteó de pronto, y Kaido avanzó un par de pasos hasta alcanzar su posición. Envolvió al ojos blancos con el brazo por detrás de su cogote, mientras observaba el único trayecto que se abría en una escalada diagonal frente a ellos, con gélidos vestigios de viento asomándose cada tanto entre los barrancos. Daruu trató después de explicarle de qué se trataba realmente la Senda del Carámbano, restándole importancia a la deportividad y definiéndolo como un trayecto de realización personal más que una competencia.
El gyojin sonrió, y bajó finalmente su brazo de encima de su compañero.
—Está bien, hagámoslo a tu modo. Ya tendré mi buena cuota de competencia para cuando empiece el jodido torneo —admitió, señalando el frente con ambas manos abiertas. Invitando a su interlocutor a comenzar la travesía, y así ver quién era digno de completar la Senda del Carámbano —. ¿vamos?