25/07/2017, 16:39
— Claro. Por favor, deja que yo me encargue, Nabi.
Cuando la joven preguntó por cómo ambos shinobi se habían conocido, fue Juro el que acudió primero para narrar la historia, así que Eri asintió y esperó a que el pequeño genin del Bosque hablase sin que ella le molestase lo más mínimo.
—— Verás. Un día de verano me encontraba paseando por Tanzaku Gai, en el País del fuego, solo entre las calles.
«¿Yo he estado en Tanzaku Gai? Ay... Creo que no, pero no lo recuerdo.»
»De repente, choque con un hombre grande y fuerte, que tenía un bastón en la mano. Vestía como alguien muy importante. Me tiró al suelo y me quede sin saber qué hacer. Iba acompañado de varios hombres musculosos, que parecían ser sus guardaespaldas. Nabi apareció de repente y me ayudó, dándole su merecido a esos tíos sin vacilar y sacándome de ahí.
Cuando Juro paró para tomar aire, la joven kunoichi soltó un largo suspiro, soltando todo el aire que había estado guardando ya que tenía miedo de con su respiración lograse despistar a Juro sobre lo que estaba narrando, eso y porque tan concentraba estaba en el relato que casi se olvida de como respirar.
— Luego dimos un paseo, charlamos y todo eso. La cosa es que en ese momento, no llevaba mi bandana, y tampoco llegue a presentarme como ninja. No le di importancia en ese momento, pero puedo entender que Nabi se enfadase, tal y como ya me disculpe.
— En resumidas cuentas, tuviste un altercado con unos hombres, Nabi te ayudó y congeniásteis, tu no llevabas tu bandana y Nabi simplemente pensó que eras un civil en apuros... Bueno, con suerte ya está solucionado todo y a ti no te ocurrió nada malo con esos hombres. — Alegó ella mientras sonreía y levantaba su mano con el dedo pulgar levantado.
Nabi decidió intervenir al final del relato para dar su punto de vista, así que cuando éste habló ella se giró para poder escucharle con atención.
— Verás, Juro. La situación de la que hablamos y que tan frecuentemente desestimé por imposible se ha dado y ahora ya no es necesario ningún empujón para llegar a tal situación. Así que lo más apropiado es obviar cualquier intento de alusión a mis heroicos actos ya que Eri ya es más que consicente del heroe que soy. Ah, y... la próxima vez, presentate como es debido.
— ¡Venga Nabi-kun! Dale cuartelillo, él ya ha pedido perdón ante lo sucedido, ya está... Además Juro-san parece una buena persona, que se le escape un detalle que a lo mejor no quiso compartir no es para hacerle la cruz. — Dijo en tono conciliador. — ¿Y qué tal Juro-san? Estás aquí por el torneo así que tendrás muchas habilidades, ¿cuál es tu especialidad?
Cuando la joven preguntó por cómo ambos shinobi se habían conocido, fue Juro el que acudió primero para narrar la historia, así que Eri asintió y esperó a que el pequeño genin del Bosque hablase sin que ella le molestase lo más mínimo.
—— Verás. Un día de verano me encontraba paseando por Tanzaku Gai, en el País del fuego, solo entre las calles.
«¿Yo he estado en Tanzaku Gai? Ay... Creo que no, pero no lo recuerdo.»
»De repente, choque con un hombre grande y fuerte, que tenía un bastón en la mano. Vestía como alguien muy importante. Me tiró al suelo y me quede sin saber qué hacer. Iba acompañado de varios hombres musculosos, que parecían ser sus guardaespaldas. Nabi apareció de repente y me ayudó, dándole su merecido a esos tíos sin vacilar y sacándome de ahí.
Cuando Juro paró para tomar aire, la joven kunoichi soltó un largo suspiro, soltando todo el aire que había estado guardando ya que tenía miedo de con su respiración lograse despistar a Juro sobre lo que estaba narrando, eso y porque tan concentraba estaba en el relato que casi se olvida de como respirar.
— Luego dimos un paseo, charlamos y todo eso. La cosa es que en ese momento, no llevaba mi bandana, y tampoco llegue a presentarme como ninja. No le di importancia en ese momento, pero puedo entender que Nabi se enfadase, tal y como ya me disculpe.
— En resumidas cuentas, tuviste un altercado con unos hombres, Nabi te ayudó y congeniásteis, tu no llevabas tu bandana y Nabi simplemente pensó que eras un civil en apuros... Bueno, con suerte ya está solucionado todo y a ti no te ocurrió nada malo con esos hombres. — Alegó ella mientras sonreía y levantaba su mano con el dedo pulgar levantado.
Nabi decidió intervenir al final del relato para dar su punto de vista, así que cuando éste habló ella se giró para poder escucharle con atención.
— Verás, Juro. La situación de la que hablamos y que tan frecuentemente desestimé por imposible se ha dado y ahora ya no es necesario ningún empujón para llegar a tal situación. Así que lo más apropiado es obviar cualquier intento de alusión a mis heroicos actos ya que Eri ya es más que consicente del heroe que soy. Ah, y... la próxima vez, presentate como es debido.
— ¡Venga Nabi-kun! Dale cuartelillo, él ya ha pedido perdón ante lo sucedido, ya está... Además Juro-san parece una buena persona, que se le escape un detalle que a lo mejor no quiso compartir no es para hacerle la cruz. — Dijo en tono conciliador. — ¿Y qué tal Juro-san? Estás aquí por el torneo así que tendrás muchas habilidades, ¿cuál es tu especialidad?