28/07/2017, 21:06
—Cuando pasamos frente a esa casa hace unas horas había dos cabras. Hace unos momentos, sólo se escuchaba balar a una. Y ahora...
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Datsue. Silencio. No había nada más que silencio. Aquel inminente peligro reforzó la idea del Uchiha en planificar una estrategia, y así se lo hizo saber a sus compañeros. Kaido fue el primero en intervenir, pidiendo que le dejasen a él el cuerpo a cuerpo.
«Joder, ¡así me gusta, Kaido! Les dices que vayan delante y todo son trabas. Ahora, sugieres como quien no quiere la cosa que te especializas en ataques a distancia, y ellos mismos se prestan a ponerse frente a la boca del lobo. Todo es cuestión de sutileza, joder. Tengo que serlo más a partir de ahora»
Akame, por su parte, fue tan expresivo y charlatán en sus habilidades como podía serlo una piedra. Pero Datsue ya tenía lo que quería, que era una excusa más o menos convincente para mantenerse alejado si las cosas se ponían feas. Cosa que parecían a punto de ponerse.
A medida que avanzaban por el pueblo, los nervios de Datsue se iban crispando cada vez más. Había algo, no sabía el qué, que le ponía todavía más nervioso de lo que ya estaba. Una pieza del rompecabezas que no terminaba de encajar. Un pequeño y minúsculo detalle, pero terriblemente importante a pesar de ello.
«Joder, joder, joder… Vamos a morir. Vamos a morir. Vamos a morir…»
Cuando los tres shinobis llegaron a la casa a la que se había referido Datsue, el Uchiha todavía seguía rompiéndose la cabeza con encontrar el detalle que estaba pasando por alto, con frases funestas y pesimistas entremedio. No había rastro ya de las cabras, como tampoco parecía haber nadie dentro. O al menos, nadie despierto. Rodearon el edificio en busca de entradas, y una vez analizadas todas, se situaron en un lateral. Akame fue el primero en hablar, pero Datsue ya no le escuchaba.
Acababa de darse cuenta del detalle…
—C-chicos… —dijo, con voz quebrada y aguda por el miedo—. Dos ojos… Dos conectados… —negaba con la cabeza una y otra vez, y parecía estar a punto de derrumbarse, con los hombros caídos y la cabeza gacha—, y ahora dos jodidas y putas cabras. ¿No veis la conexión? Esto es una jodida trampa, cojones. Akame —elevó la vista y le miró a los ojos—. Si entramos ahí adentro… estamos muertos —sus propias palabras cayeron como una losa para él. No había exageración, ni atisbo de mentira en sus palabras. Lo decía con la misma convicción que el fanático religioso reza a su Dios—. El único que tiene una posibilidad es…
Su mirada se desplazó hasta…
»… Kaido. Tú debes ser el que entre ahí. Piénsalo —añadió rápidamente, sabiendo que sería reacio a la idea—. Hay muchas posibilidades de que nos vuelvan a controlar con esa mierda… hipnótica. Solo seríamos un estorbo para ti.
«Mierda. Ya se me olvidó la sutileza, joder. No tenía que haberlo propuesto yo, sino simplemente evidenciar el peligro de entrar nosotros dos...»
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Datsue. Silencio. No había nada más que silencio. Aquel inminente peligro reforzó la idea del Uchiha en planificar una estrategia, y así se lo hizo saber a sus compañeros. Kaido fue el primero en intervenir, pidiendo que le dejasen a él el cuerpo a cuerpo.
«Joder, ¡así me gusta, Kaido! Les dices que vayan delante y todo son trabas. Ahora, sugieres como quien no quiere la cosa que te especializas en ataques a distancia, y ellos mismos se prestan a ponerse frente a la boca del lobo. Todo es cuestión de sutileza, joder. Tengo que serlo más a partir de ahora»
Akame, por su parte, fue tan expresivo y charlatán en sus habilidades como podía serlo una piedra. Pero Datsue ya tenía lo que quería, que era una excusa más o menos convincente para mantenerse alejado si las cosas se ponían feas. Cosa que parecían a punto de ponerse.
A medida que avanzaban por el pueblo, los nervios de Datsue se iban crispando cada vez más. Había algo, no sabía el qué, que le ponía todavía más nervioso de lo que ya estaba. Una pieza del rompecabezas que no terminaba de encajar. Un pequeño y minúsculo detalle, pero terriblemente importante a pesar de ello.
«Joder, joder, joder… Vamos a morir. Vamos a morir. Vamos a morir…»
Cuando los tres shinobis llegaron a la casa a la que se había referido Datsue, el Uchiha todavía seguía rompiéndose la cabeza con encontrar el detalle que estaba pasando por alto, con frases funestas y pesimistas entremedio. No había rastro ya de las cabras, como tampoco parecía haber nadie dentro. O al menos, nadie despierto. Rodearon el edificio en busca de entradas, y una vez analizadas todas, se situaron en un lateral. Akame fue el primero en hablar, pero Datsue ya no le escuchaba.
Acababa de darse cuenta del detalle…
—C-chicos… —dijo, con voz quebrada y aguda por el miedo—. Dos ojos… Dos conectados… —negaba con la cabeza una y otra vez, y parecía estar a punto de derrumbarse, con los hombros caídos y la cabeza gacha—, y ahora dos jodidas y putas cabras. ¿No veis la conexión? Esto es una jodida trampa, cojones. Akame —elevó la vista y le miró a los ojos—. Si entramos ahí adentro… estamos muertos —sus propias palabras cayeron como una losa para él. No había exageración, ni atisbo de mentira en sus palabras. Lo decía con la misma convicción que el fanático religioso reza a su Dios—. El único que tiene una posibilidad es…
Su mirada se desplazó hasta…
»… Kaido. Tú debes ser el que entre ahí. Piénsalo —añadió rápidamente, sabiendo que sería reacio a la idea—. Hay muchas posibilidades de que nos vuelvan a controlar con esa mierda… hipnótica. Solo seríamos un estorbo para ti.
«Mierda. Ya se me olvidó la sutileza, joder. No tenía que haberlo propuesto yo, sino simplemente evidenciar el peligro de entrar nosotros dos...»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado