1/08/2017, 11:31
Daruu dejó escapar una risilla en respuesta.
—Veamos, hasta donde yo sé, tu padre puede leer mentes, y dices que ni siquiera sabes cómo lo hace —explicó—. Y creo que no es ningún secreto que tu hermano Kōri se lleva el invierno allá por donde pasa.
Se acercó a ella inclinándose hacia adelante en la silla, y su mano dibujó un garabato en el aire.
—De modo que dime: ¿qué superpoder es el que te toca a ti?
Ayame se vio obligada a taparse la boca para disimular una carcajada. Imitando el comportamiento de su compañero, se inclinó también hacia delante y clavó los ojos en él por debajo de las pestañas. No tardó en ruborizarse al verse sumergida en sus misteriosos orbes plateados, pero decidió continuar el juego.
—Mucho me temo que te vas a llevar una desilusión —respondió en un susurro—. Pero los superhéroes, como nuestra familia, debemos mantener nuestros superpoderes en secreto.
Le miró con fijeza durante unos instantes, completamente seria. Pero al final no consiguió aguantar por más tiempo y arrancó a reír de nuevo. Ayame volvió a erguirse en su asiento y tomó los palillos para seguir degustando su comida.
Sin embargo, aunque había sido una inocente broma, algo dentro de ella sabía que también existía algo de verdad en aquella frase.
—Veamos, hasta donde yo sé, tu padre puede leer mentes, y dices que ni siquiera sabes cómo lo hace —explicó—. Y creo que no es ningún secreto que tu hermano Kōri se lleva el invierno allá por donde pasa.
Se acercó a ella inclinándose hacia adelante en la silla, y su mano dibujó un garabato en el aire.
—De modo que dime: ¿qué superpoder es el que te toca a ti?
Ayame se vio obligada a taparse la boca para disimular una carcajada. Imitando el comportamiento de su compañero, se inclinó también hacia delante y clavó los ojos en él por debajo de las pestañas. No tardó en ruborizarse al verse sumergida en sus misteriosos orbes plateados, pero decidió continuar el juego.
—Mucho me temo que te vas a llevar una desilusión —respondió en un susurro—. Pero los superhéroes, como nuestra familia, debemos mantener nuestros superpoderes en secreto.
Le miró con fijeza durante unos instantes, completamente seria. Pero al final no consiguió aguantar por más tiempo y arrancó a reír de nuevo. Ayame volvió a erguirse en su asiento y tomó los palillos para seguir degustando su comida.
Sin embargo, aunque había sido una inocente broma, algo dentro de ella sabía que también existía algo de verdad en aquella frase.