2/08/2017, 20:28
El joven médico de Amegakure era perfectamente consciente de cual era su destino, pero no podía evitar sentir que otras personas comenzaban a darse cuenta también cuando le fue notificado el viaje que iba a realizar y en compañía de quienes. No estaba seguro de si alguna vez su maestro había llegado a participar de una expedición similar y eso de alguna manera le hacía creer que estaba comenzando a alcanzarlo. Como la misión era un secreto no pudo comentárselo, y tuvo que guardarse los detalles.
Tras unos días de viaje, que podrían haber sido más si no fuese por el maravilloso Túnel, llegarían a nada más ni nada menos que la Aldea Oculta de la Hierba. La empresa estaría conformada por la mismísima Arashikage, Amekoro Yui; Shanise, un miembro selecto del cuerpo de los ANBU; Aotsuki Ayame, una joven con la que había tenido la oportunidad de cruzarse en el pasado y él.
«Ha logrado convertirse en kunoichi y ha sido recomendada para esta tarea. Sobresaliente.»
Meditó un poco sobre eso en algún punto del viaje pero aún no podía estar seguro de nada. ¿Qué tendría de especial?
En aquel preciso momento el grupo de Amegakure se encontraba de un lado de la sala, opuestos a ellos estaba el grupo proveniente de Uzushiogakure. Este estaría conformado por la nueva Uzukage, Uzumaki Gouna; su escolta persona sería un sujeto cuyo nombre no estaba comprendido en sus conocimientos pero podía decir que era bastante grande; Uchiha Akame, un muchacho simplón pero que a la vez lograba resultar un tanto especial y había uno más pero tampoco tenía conocimientos de su identidad.
El Morikage por otra parte estaba esperando que se presentaran sus propios shinobi elegidos, solo su escolta se encontraba presente en ese momento, incluso así, su rostro estaba cubierto por un sombrero que solo dejaba ver el color de su pelo y el largo de sus cejas.
Un carrucel de emociones estaba teniendo en su interior, emoción, nervios, impaciencia y otras cosas más pero todo eso era retenido tan bien como le era posible detrás de una fachada formal y llena de etiqueta. Su forma de estar sentado era impecable, toda su vida había trabajado en eso.
«¡Kikazura Taeko-san!»
Por un segundo pensó que lo había dicho en voz alta. Al darse cuenta de que no fue así una ligera sonrisa se formó en su rostro que no tardó en ocultar realizando una ligera reverencia a la kunoichi muda de Kusagakure.
Su compañero sería un muchacho que parecía sacado de la anterior Kumogakure, su nombre sería Yota. Pero no tenía mucha más información sobre eso.
¿Qué sucedería ahora que estaban todos presentes?
Tras unos días de viaje, que podrían haber sido más si no fuese por el maravilloso Túnel, llegarían a nada más ni nada menos que la Aldea Oculta de la Hierba. La empresa estaría conformada por la mismísima Arashikage, Amekoro Yui; Shanise, un miembro selecto del cuerpo de los ANBU; Aotsuki Ayame, una joven con la que había tenido la oportunidad de cruzarse en el pasado y él.
«Ha logrado convertirse en kunoichi y ha sido recomendada para esta tarea. Sobresaliente.»
Meditó un poco sobre eso en algún punto del viaje pero aún no podía estar seguro de nada. ¿Qué tendría de especial?
En aquel preciso momento el grupo de Amegakure se encontraba de un lado de la sala, opuestos a ellos estaba el grupo proveniente de Uzushiogakure. Este estaría conformado por la nueva Uzukage, Uzumaki Gouna; su escolta persona sería un sujeto cuyo nombre no estaba comprendido en sus conocimientos pero podía decir que era bastante grande; Uchiha Akame, un muchacho simplón pero que a la vez lograba resultar un tanto especial y había uno más pero tampoco tenía conocimientos de su identidad.
El Morikage por otra parte estaba esperando que se presentaran sus propios shinobi elegidos, solo su escolta se encontraba presente en ese momento, incluso así, su rostro estaba cubierto por un sombrero que solo dejaba ver el color de su pelo y el largo de sus cejas.
Un carrucel de emociones estaba teniendo en su interior, emoción, nervios, impaciencia y otras cosas más pero todo eso era retenido tan bien como le era posible detrás de una fachada formal y llena de etiqueta. Su forma de estar sentado era impecable, toda su vida había trabajado en eso.
«¡Kikazura Taeko-san!»
Por un segundo pensó que lo había dicho en voz alta. Al darse cuenta de que no fue así una ligera sonrisa se formó en su rostro que no tardó en ocultar realizando una ligera reverencia a la kunoichi muda de Kusagakure.
Su compañero sería un muchacho que parecía sacado de la anterior Kumogakure, su nombre sería Yota. Pero no tenía mucha más información sobre eso.
¿Qué sucedería ahora que estaban todos presentes?
Hablo - Pienso