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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#15
Importante: Kishishishi intensifies Silbar

Una vez ya estábamos todos al peculiar reunión podía empezar o por lo que se veía, continuar. Una reunión, por cierto, que si me lo hubieran dicho jamás pensé que iba a producirse conmigo estando presente. Los 3 malditos kages de las principales potencias mundiales allí, delante de mis narices, hablando como si nada.

—Bien. Como ya he dicho antes, os debo una explicación antes de pasar a comentar el motivo de la reunión y la solicitud de refuerzos —dijo la Uzukage—. Como todos sabréis sin duda, hace poco hubo bastante... revuelo, en Uzushiogakure.

—Vamos, que pusiste un par de cabezas a rodar...


A partir de entonces empezó un intercambio de provocaciones entre la propia Uzukage y la Arashikage que tuvo que poner fin Kenzou-sama aunque yo seguía dándole vueltas a lo que acababa de escuchar. Es decir, sabía que la anterior Uzukage había muerto y Gouna era su sucesora lo que no sabía fue que se derramó sangre... Además, cuando hablaba de ese tal Zoku daba la sensación de hacerlo desde el odio. A saber qué pasó realmente...

De todos modos, la reunión seguía su curso.


—Estábamos tomando unas jarras de cerveza en una taberna cerca del Valle del Fin, cuando dos tipos, engalanados de negro y encapuchados, se sentaron al lado de mi mesa. Hablaban animadamente sobre unos "hilos". En clave, claro. Pero se notaba a la legua.

»Hablaron sobre cómo les quedaban sólo cuatro, y luego acordaron no hablar más del tema hasta el día siguiente. Lo de después era charla insustancial. Aunque había algo en la risa de uno de ellos que me puso los pelos de punta...


Pero de pronto algo extraño sucedió.

"...la tela del mundo lleva construyéndose mucho, mucho tiempo."

"Cuidáos del hombre con la risa escalofriante".


Después pude escuchar un característico tic tac resonando en mi cabeza a pesar de que parecía muy real. Instintivamente me giré de golpe llevando la diestra a la empuñadura de una de mis katanas, pero a nuestras espaldas no había nada así que solté el arma y volví a colocarme en la postura inicial pero lo que estaba claro es que ya estaba sobresaltado, quizás incómodo ante todo lo que estaba sucediendo. Inquieto por lo que todo aquello pudiese conllevar. Lo que en principio debía ser una misión se estaba transformando en una pesadilla y eso que la misión en si aún no había empezado...

Tragué saliva mientras seguía escuchando las palabras de Gouna.


Simplemente, tuve el presentimiento de que algo no iba bien. Me llevé a un par de mis hombres y les seguimos hasta la catarata del Valle. Allí, esos dos hombres entraron en una caverna en el interior de la cascada. Uno de mis compañeros aquél día era un jounin con una gran maestría con el Byakugan, de modo que fue capaz de ver lo que ocurría dentro mientras aguardábamos a una distancia segura.

»Los encapuchados retiraron unas rocas y hallaron un extraño sello. El más bajito de los dos formuló una serie extraña de sellos manuales, que no había visto en mi vida. Puso la mano en el sello, lo abrió, y entonces, y entonces...

—Se liberó una columna de energía verdosa visible a simple vista, hacia el cielo. Al principio era sólo como un hilo. Pero el encapuchado tiró de él hasta revelar un torrente de chakra enorme... Enorme. Se sintió como sí... No sé. He visto muchas cosas en mi vida, pero juraría que esa cantidad de chakra sería equivalente a un bijuu...

—El encapuchado absorbió toda esa energía y la asimiló como si no fuese nada —dijo—. El Hyuuga dijo que era chakra natural. Que venía de dentro de la propia... corteza terrestre.

»Quisimos bajar para detenerlos cuando fue demasiado tarde y los individuos se esfumaron.

—Entonces... ¿hay alguien reuniendo una cantidad gigantesca de chakra? ¿Equiparable a un bijuu, dices?


*¿Qué mierdas está diciendo? ¿Fuentes de chakra? ¿Y qué es eso del chakra natural? Joder, cálmate, Yota, cálmate de una puta vez, ni los kages ni los ANBU dejaran que te pase nada malo. Pero... ¿Y si no pueden evitarlo? ¿Y si vienen a matarnos a todos y consiguen su objetivo? ¡Arg!*

Suspiré, esta vez de un modo aún más pesado que antes.

Finalmente, Gouna dijo que su equipo de investigación localizó los otros 3 "hilos de chakra" que restaban por sustraer. Curiosamente cada uno estaba en un punto de nuestros respectivos países. El primero, en el Árbol sAgrado. Había otro en una isla del País de los Remolinos, concretamente en la Mediana Roja. El último estaba en el País de la Tormenta, un lugar llamado el Pueblo Fantasma, lugar que arrasó el Gobi, precisamente uno de los temidos 9 bijuu. Cada vez la cosa se ponía más fea y mantener la compostura se convertía en una ardua tarea. La respiración se aceleraba y el corazón, en un puño, se iba disparando según avanzaban los segundos.


»Mi escuadrón se dirigirá al Árbol Sagrado. Es un lugar común de entrenamiento de nuestra aldea. Además, Yubiwa-kun es de la Ribera Norte, seguro que se mueve por allí como un pez en el agua.

—Buena suerte, Yota-kun, Taeko-chan. Yubiwa-kun, cuídalos.
—Espero que no me encuentre con algún imbécil de la Ribera Sur.


No hizo falta indicación alguna más para saber que debíamos partir de inmediato. En aquel momento el tiempo era oro y no había que desaprovechar un solo segundo así que tras Yubiwa, el tipo de las cejotas, le seguimos tato Taeko como yo dirección al Árbol Sagrado.

— Esto... Yubiwa-dono, Taeko-san... ¿Un caramelo? — dije, ofreciendo uno de aquellos dulces tanto a la gennin como al ANBU que ahora se hacia cargo de nosotros — Y hmmm, disculpeme Yubiwa-dono por la ignorancia pero... ¿Qué es eso del chakra natural?

Joder me moría de ganas de saber que era eso del chakra natural y no pude resistirme a preguntar a alguien mucho más experimentado que yo mismo para saciar mi curiosidad. Luego, aceptasen mic aramelo o no, yo me llevaría uno de limón a la boca.
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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Mensajes en este tema
(S) Los hilos del mundo (prólogo) - por Taeko - 28/07/2017, 05:54
RE: (S) Los hilos del mundo (prólogo) - por Sasagani Yota - 3/08/2017, 13:56


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