3/08/2017, 15:58
(Última modificación: 3/08/2017, 17:51 por Uchiha Akame.)
Akame bajó las escaleras de la terraza del Edificio del Morikage con la misma cara estupefacta con la que había oído toda la conversación entre los tres Kage. Era demasiado expresiva, incluso para él, pero reflejaba fielmente lo que sentía; la más profunda y llana estupefacción. «Chakra natural, bijuu, misteriosos villanos con planes de envergadura mundial, operativos secretos...» A aquella historia no le faltaba un solo perejil. Era más de lo que él jamás podría haber soñado.
Casi se tropezó con uno de los escalones, pero al final logró guardar el equilibrio antes de caerse directamente encima de Akimichi Yakisoba. «Tampoco es que este tipo fuese a notarlo... Por todos los dioses, es enorme». El afamado jounin y Kage más breve de la historia de Uzushiogakure parecía en efecto realmente fuerte. Ninjas Fuertes, así les habían llamado. Sólo de pensarlo a Akame le invadía una profunda sensación de desesperanza, mezclada con algo de respeto y miedo. El Uchiha siempre había gustado de pavonearse de los logros de su clan, pero lo cierto era que los héroes como Hazama o Ryuma habían muerto hacía mucho... Mientras que aquel enorme shinobi estaba allí, delante de ellos.
Sus reflexiones acabaron inevitablemente derivando en más preguntas. ¿Quiénes eran aquellos dos encapuchados? ¿Qué era el chakra natural exactamente? ¿Para qué lo querían?
Se rascó la nuca de forma casi involuntaria. Había algo que no encajaba. Algo que sabía, o que había sabido de algún modo, pero que no era capaz de recordar. Como un sueño difuso o una voz lejana. Tenue, diminuto. Era tan pequeño que Akame tenía la sensación de que siempre había estado ahí —desde siempre—, como esos detalles tan minúsculos que pasas por encima durante años. Pero ahora era consciente de ello. Y no podía soportarlo.
Aquel tic tac era, sin duda, lo que más le intrigaba de todo.
Casi se tropezó con uno de los escalones, pero al final logró guardar el equilibrio antes de caerse directamente encima de Akimichi Yakisoba. «Tampoco es que este tipo fuese a notarlo... Por todos los dioses, es enorme». El afamado jounin y Kage más breve de la historia de Uzushiogakure parecía en efecto realmente fuerte. Ninjas Fuertes, así les habían llamado. Sólo de pensarlo a Akame le invadía una profunda sensación de desesperanza, mezclada con algo de respeto y miedo. El Uchiha siempre había gustado de pavonearse de los logros de su clan, pero lo cierto era que los héroes como Hazama o Ryuma habían muerto hacía mucho... Mientras que aquel enorme shinobi estaba allí, delante de ellos.
Sus reflexiones acabaron inevitablemente derivando en más preguntas. ¿Quiénes eran aquellos dos encapuchados? ¿Qué era el chakra natural exactamente? ¿Para qué lo querían?
Se rascó la nuca de forma casi involuntaria. Había algo que no encajaba. Algo que sabía, o que había sabido de algún modo, pero que no era capaz de recordar. Como un sueño difuso o una voz lejana. Tenue, diminuto. Era tan pequeño que Akame tenía la sensación de que siempre había estado ahí —desde siempre—, como esos detalles tan minúsculos que pasas por encima durante años. Pero ahora era consciente de ello. Y no podía soportarlo.
Aquel tic tac era, sin duda, lo que más le intrigaba de todo.