3/08/2017, 18:12
La idea de que alguien estuviese cocinando un plan maestro para causar alguna clase de golpe terrorista no le asustaba demasiado, por el contrario le asombraría enormemente saber que no estuviese pasando. Pero era justamente el trabajo de las fuerzas especiales de los distintos países y un puñado selecto de shinobi y kunoichi frustrar esos planes.
Y ahora él estaba involucrado en un asunto de esa magnitud.
No pudo decir que no había disfrutado del intercambio de comentarios entre la Arashikage y la nueva Uzukage, hasta la intervención del Morikage había sido interesante. Sus sentidos estuvieron tan atentos como le fue posible a cada palabra que salía de los labios de alguna de las tres eminencias.
Hilos, encapuchados sospechosos, sonidos que retumbaban en su cabeza, chakra natural extraído desde la misma tierra, bijuu, ubicaciones especiales a lo largo de los diferentes países, secretos entre su Kage y su campeona. Todo era tan loco como real, y él había sido invitado a formar parte del plan para evitar que quien fuese el maniático que este buscando fuerza a espaldas de todos no logre su cometido.
Acompañando a Shanise, Ayame y él tendrían que partir en dirección a La ciudad fantasma, lugar destruido tiempo atrás por el Gobi. Ahí se debía encontrar uno de los hilos mencionados por Gouna.
No podía estar seguro de si estaba sintiendo temor, emoción o qué, quizás fuese un poco de todo.
Cuando todos se pusieron de pie él no fue la excepción, debía entonces seguir a su superior pero se tomó la libertad de dedicar una formal reverencia conjunto de líderes y una segunda reverencia un poco menos marcada a los demás genin.
—Oh, no tuve la ocasión de agradecerte que me ayudaras con el examen de genin. Será un placer trabajar contigo, Moputa-san.
Una vez fuera y siguiendo a Shanise. Comentaría con una expresión un tanto forzada, la kunoichi de Amegakure. No había olvidado el encuentro que habían tenido, pero si parecía haber olvidado como se llamaba y por alguna razón eso le molestaba un poco.
¡No hay nada que agradecer...!
Negó con un gesto de la palma y una ligera sonrisa acompañando un tono un tanto jocoso
Me alegra saber que aprobó su examen, Aotsuki-san. Sin duda alguna será una experiencia interesante, pero por favor recuerde mejor mi nombre. Es Mogura, Manase Mogura.
A medida que iba dejando escapar las palabras de sus labios su tono iba volviendo poco a poco mas y más serio hasta la llegado el momento de decir su nombre. Era un poco grosero de parte de la kunoichi no recordar el nombre de una persona que lo hubiese ayudado.
Y ahora él estaba involucrado en un asunto de esa magnitud.
No pudo decir que no había disfrutado del intercambio de comentarios entre la Arashikage y la nueva Uzukage, hasta la intervención del Morikage había sido interesante. Sus sentidos estuvieron tan atentos como le fue posible a cada palabra que salía de los labios de alguna de las tres eminencias.
Hilos, encapuchados sospechosos, sonidos que retumbaban en su cabeza, chakra natural extraído desde la misma tierra, bijuu, ubicaciones especiales a lo largo de los diferentes países, secretos entre su Kage y su campeona. Todo era tan loco como real, y él había sido invitado a formar parte del plan para evitar que quien fuese el maniático que este buscando fuerza a espaldas de todos no logre su cometido.
Acompañando a Shanise, Ayame y él tendrían que partir en dirección a La ciudad fantasma, lugar destruido tiempo atrás por el Gobi. Ahí se debía encontrar uno de los hilos mencionados por Gouna.
No podía estar seguro de si estaba sintiendo temor, emoción o qué, quizás fuese un poco de todo.
Cuando todos se pusieron de pie él no fue la excepción, debía entonces seguir a su superior pero se tomó la libertad de dedicar una formal reverencia conjunto de líderes y una segunda reverencia un poco menos marcada a los demás genin.
—Oh, no tuve la ocasión de agradecerte que me ayudaras con el examen de genin. Será un placer trabajar contigo, Moputa-san.
Una vez fuera y siguiendo a Shanise. Comentaría con una expresión un tanto forzada, la kunoichi de Amegakure. No había olvidado el encuentro que habían tenido, pero si parecía haber olvidado como se llamaba y por alguna razón eso le molestaba un poco.
¡No hay nada que agradecer...!
Negó con un gesto de la palma y una ligera sonrisa acompañando un tono un tanto jocoso
Me alegra saber que aprobó su examen, Aotsuki-san. Sin duda alguna será una experiencia interesante, pero por favor recuerde mejor mi nombre. Es Mogura, Manase Mogura.
A medida que iba dejando escapar las palabras de sus labios su tono iba volviendo poco a poco mas y más serio hasta la llegado el momento de decir su nombre. Era un poco grosero de parte de la kunoichi no recordar el nombre de una persona que lo hubiese ayudado.
Hablo - Pienso