4/08/2017, 01:44
Perder un combate no era el fin del mundo para nadie, significaba que aún faltaban por pulir algunos aspectos con algo de entrenamiento, puede que también la suerte haya tenido mucho que ver pero definitivamente a Koko no le había sentado muy bien el haber perdido de tal manera su primer combate. ¿Por qué? No había logrado dar ni un solo golpe a su contrincante y desde la primera sorpresa con aquellos clones ya no logró recuperarse de ninguna manera.
«Con eso fijo que Gouna me regañará »Pensaba decaída mientras regresaba a aquel edificio en el que todos los shinobis de Uzushiogakure residían dentro de los valles. Luego del combate y de su paso por el hospital, la kunoichi se había visto obligada a cambiar su vestimenta temporalmente hasta conseguirse otro conjunto similar al habitual. Ahora vestía con una playera blanca y ajustada de mangas largas y con una apertura algo grande para la cabeza, la tela casi no lograba cubrir los hombros de la chica y en cuanto a extensión podría confundirse con un vestido ya que llegaba a cubrir perfectamente los glúteos y poco más. Debajo de dicha prenda vestía unas calzas del mismo color y sin ningún tipo de detalle. Tampoco llevaba su equipo ninja así que cualquiera que la viera sin conocerla probablemente la confundiría con una civil que regresaba de hacer los recados.
A causa de los daños que se llevó durante el combate, la Kageyama no había podido proseguir con su rutina y tampoco tenía el ánimo para mantener una buena alimentación. Luego de todo lo ocurrido había descuidado bastante su alimentación, solo ingería comida chatarra en cantidades sin importarle nada más y ni siquiera se dignaba a salir de la habitación por mucho tiempo, solo por lo hacía para comprar más comida como ese día soleado en que se apareció con un par de bolsas llenas de comida instantánea, papas fritas, dulces variados e infinidad de cosas poco saludables. Seguramente sea demasiada comida para una sola persona...
Considerando que la chica aún estaba algo quemada —toda su piel gozaba de un ligero tinte rojizo— no podía hacer ningún tipo de movimiento sin sentir un ardor bastante molesto y aquello la motivaba a moverse muy lento o directamente no hacerlo, así que de aquí a que llegase a la escalera que daba con las habitaciones de las mujeres en Nantōnoya seguramente pasarían unos cuantos shinobis… O puede que se hayan ido todos, después de todo no hay mucho para hacer allí adentro, menos en las habitaciones.
«Con eso fijo que Gouna me regañará »Pensaba decaída mientras regresaba a aquel edificio en el que todos los shinobis de Uzushiogakure residían dentro de los valles. Luego del combate y de su paso por el hospital, la kunoichi se había visto obligada a cambiar su vestimenta temporalmente hasta conseguirse otro conjunto similar al habitual. Ahora vestía con una playera blanca y ajustada de mangas largas y con una apertura algo grande para la cabeza, la tela casi no lograba cubrir los hombros de la chica y en cuanto a extensión podría confundirse con un vestido ya que llegaba a cubrir perfectamente los glúteos y poco más. Debajo de dicha prenda vestía unas calzas del mismo color y sin ningún tipo de detalle. Tampoco llevaba su equipo ninja así que cualquiera que la viera sin conocerla probablemente la confundiría con una civil que regresaba de hacer los recados.
A causa de los daños que se llevó durante el combate, la Kageyama no había podido proseguir con su rutina y tampoco tenía el ánimo para mantener una buena alimentación. Luego de todo lo ocurrido había descuidado bastante su alimentación, solo ingería comida chatarra en cantidades sin importarle nada más y ni siquiera se dignaba a salir de la habitación por mucho tiempo, solo por lo hacía para comprar más comida como ese día soleado en que se apareció con un par de bolsas llenas de comida instantánea, papas fritas, dulces variados e infinidad de cosas poco saludables. Seguramente sea demasiada comida para una sola persona...
Considerando que la chica aún estaba algo quemada —toda su piel gozaba de un ligero tinte rojizo— no podía hacer ningún tipo de movimiento sin sentir un ardor bastante molesto y aquello la motivaba a moverse muy lento o directamente no hacerlo, así que de aquí a que llegase a la escalera que daba con las habitaciones de las mujeres en Nantōnoya seguramente pasarían unos cuantos shinobis… O puede que se hayan ido todos, después de todo no hay mucho para hacer allí adentro, menos en las habitaciones.