7/08/2017, 10:21
Akame le devolvió una sonrisa satisfecha a la kunoichi, que parecía bastante conforme —al menos de momento— con el lugar, y luego hundió sus ojos en la carta repleta de deliciosas variedades de sushi. La gran mayoría del repertorio estaba compuesto por peces fluviales como el salmón, ya que el mar quedaba un tanto lejos y Akame sabía que Jinbei —el propietario— jamás se arriesgaría a servir pescado que no estuviese fresco.
Cuando el camarero volvió con una taza de madera humeante y un vaso de cristal con zumo de naranja, Akame despegó sus ojos de la carta y recitó.
—Yo tomaré Makizushi de salmón. Y, ¿podría decirle a Jinbei-san que ponga mucho wasabi? —pidió, dubitativo.
El robusto camarero sonrió ampliamente mientras tomaba nota de la orden.
—¡Gran elección, shinobi-san! El salmón está fresquísimo, pescado esta misma mañana en los ríos de la cordillera —aseguró, inflando el pecho como un pavo real—. ¿Y la señorita?
Cuando el camarero volvió con una taza de madera humeante y un vaso de cristal con zumo de naranja, Akame despegó sus ojos de la carta y recitó.
—Yo tomaré Makizushi de salmón. Y, ¿podría decirle a Jinbei-san que ponga mucho wasabi? —pidió, dubitativo.
El robusto camarero sonrió ampliamente mientras tomaba nota de la orden.
—¡Gran elección, shinobi-san! El salmón está fresquísimo, pescado esta misma mañana en los ríos de la cordillera —aseguró, inflando el pecho como un pavo real—. ¿Y la señorita?