8/08/2017, 18:24
—Masayuki
El Uchiha levantaría el dedo indice mientras realizaba la corrección pertinente. Mogura abrió ligeramente los ojos y al darse cuenta de su error efectuó una ligera reverencia.
Espero que ahora dejen hablar a la dama...
El joven médico asentiría con la cabeza llevando entonces sus ojos hacía la fémina. Los guardias la asistirían para que se pusiese de pie y sería entonces cuando su radiante belleza, digna de rivalizar con la propia Amaterasu, cautivaría la mirada de todos los presentes. Costaba realmente el no perder el hilo de lo que estaba sucediendo ahí al ver a una mujer tan hermosa como era Mori Machiko.
Con lagrimas en los ojos, hostigada por la mirada de su esposo y acosada por las risas del bandido, la fémina inició su relato de lo sucedido.
No tardó mucho en alzar la voz para denunciar al bandido, pero también confesaría que lo peor no había sido eso sino que el rechazo de su marido llenaba de tristeza su corazón. Al parecer la mujer había manchado el honor de él y su familia al dejarse violar, incluso la pobre se había intentado quitar la vida pero en el último momento le faltaron agallas.
¡Es realmente un desgarrador relato...!
Comentó Mogura con un tono ligeramente jocoso para diluir un poco la lástima que sentía por la mujer cuyo único pecado sería haber sido maldecida con semejante belleza.
Hay que admitir que es muy creíble lo que dice, un samurai no podría tener una mujer que ha sido tomada por otro, se ganaría el rechazo de todo su clan. Pero no se... sería muy fácil dejarse llevar por ese bello rostro y creer todo lo que dice. ¿No les parece?
No podría evitar levantarse el kasa y acomodarse el cabello, aunque no era para nada necesario.
¿Dónde están las espadas de Mori Masayuki y la daga de Machiko-dono? ¿Es un poco extraño eso, no les parece?
El Uchiha levantaría el dedo indice mientras realizaba la corrección pertinente. Mogura abrió ligeramente los ojos y al darse cuenta de su error efectuó una ligera reverencia.
Espero que ahora dejen hablar a la dama...
El joven médico asentiría con la cabeza llevando entonces sus ojos hacía la fémina. Los guardias la asistirían para que se pusiese de pie y sería entonces cuando su radiante belleza, digna de rivalizar con la propia Amaterasu, cautivaría la mirada de todos los presentes. Costaba realmente el no perder el hilo de lo que estaba sucediendo ahí al ver a una mujer tan hermosa como era Mori Machiko.
Con lagrimas en los ojos, hostigada por la mirada de su esposo y acosada por las risas del bandido, la fémina inició su relato de lo sucedido.
No tardó mucho en alzar la voz para denunciar al bandido, pero también confesaría que lo peor no había sido eso sino que el rechazo de su marido llenaba de tristeza su corazón. Al parecer la mujer había manchado el honor de él y su familia al dejarse violar, incluso la pobre se había intentado quitar la vida pero en el último momento le faltaron agallas.
¡Es realmente un desgarrador relato...!
Comentó Mogura con un tono ligeramente jocoso para diluir un poco la lástima que sentía por la mujer cuyo único pecado sería haber sido maldecida con semejante belleza.
Hay que admitir que es muy creíble lo que dice, un samurai no podría tener una mujer que ha sido tomada por otro, se ganaría el rechazo de todo su clan. Pero no se... sería muy fácil dejarse llevar por ese bello rostro y creer todo lo que dice. ¿No les parece?
No podría evitar levantarse el kasa y acomodarse el cabello, aunque no era para nada necesario.
¿Dónde están las espadas de Mori Masayuki y la daga de Machiko-dono? ¿Es un poco extraño eso, no les parece?
Hablo - Pienso