8/08/2017, 23:42
—¿C... cómo quieres que yo lo sepa? —casi se atragantó Ayame. Daruu decidió relajar la presión de su mirada desviándola a un punto arriba y a la derecha de la kunoichi. Finalmente, terminó por cerrar los ojos y dar un largo y tendido sentido.
«Menuda primera cita... Ahora sí que la he liado, ¿eh?»
—Lo siento, creo que me he cargado todo un poco —confesó, con total sinceridad, y se llevó una mano a la nuca; era un gesto que se estaba volviendo habitual en él—. Pero es que no podía seguir fingiendo que no sabía nada.
Daruu volvió a inclinarse hacia adelante.
—Sello de la Armadura del Hierro. Es el sello que llevas en la espalda. Lo leí en un tomo sobre Fuuinjutsu, en la academia —explicó, en un susurro—. Fue después de la misión en el laberinto. El Byakugan no me engaña. Aquél chakra era muy poderoso... Demasiado. No podía ser una simple "técnica médica".
Se recostó en el asiento.
—Me chocó. Pero pese a todo, he decidido estar contigo. Y sigo pensando que eres una persona encantadora. Ahora sólo siento... Curiosidad.
»Pero si quieres saciarme esa curiosidad tendrás que hacerlo en un lugar menos transitado. Que yo conozca el secreto, sospecho, no lo hace menos secreto. Y por favor, no se lo digas a Kori-sensei. Se lo pregunté, ¿sabes? No tienes ni idea del mensaje que enviaban sus ojos.
«Aquellos ojos cortarían incluso el silencio», pensó, no sin cierta admiración.
«Menuda primera cita... Ahora sí que la he liado, ¿eh?»
—Lo siento, creo que me he cargado todo un poco —confesó, con total sinceridad, y se llevó una mano a la nuca; era un gesto que se estaba volviendo habitual en él—. Pero es que no podía seguir fingiendo que no sabía nada.
Daruu volvió a inclinarse hacia adelante.
—Sello de la Armadura del Hierro. Es el sello que llevas en la espalda. Lo leí en un tomo sobre Fuuinjutsu, en la academia —explicó, en un susurro—. Fue después de la misión en el laberinto. El Byakugan no me engaña. Aquél chakra era muy poderoso... Demasiado. No podía ser una simple "técnica médica".
Se recostó en el asiento.
—Me chocó. Pero pese a todo, he decidido estar contigo. Y sigo pensando que eres una persona encantadora. Ahora sólo siento... Curiosidad.
»Pero si quieres saciarme esa curiosidad tendrás que hacerlo en un lugar menos transitado. Que yo conozca el secreto, sospecho, no lo hace menos secreto. Y por favor, no se lo digas a Kori-sensei. Se lo pregunté, ¿sabes? No tienes ni idea del mensaje que enviaban sus ojos.
«Aquellos ojos cortarían incluso el silencio», pensó, no sin cierta admiración.