9/08/2017, 21:44
Akame asintió ante la respuesta de Koko. Desde luego se trataba de un caso un tanto extraño; y, desde luego, aquella chica tenía afinidad por el combate. Manejaba el elemento Raiton y era capaz de empuñar un ninjato. «De sirvienta a kunoichi... Menudo ascenso».
A punto estaba el Uchiha de decir algo cuando el mesero regordete volvió con su amplia sonrisa y un par de bandejas de sushi. Las dejó frente a los comensales, y también les puso al lado un par de palillos a cada uno y una servilleta. Luego les dedicó una leve reverencia.
—¡Buen provecho, shinobi-san, kunoichi-san!
—Gracias —respondió Akame, con una inclinación de cabeza.
Tomando hábilmente los palillos con la mano diestra, el Uchiha empezó a devorar trozos de sashimi mientras Koko indagaba un poco en su pasado. Akame ni siquiera se inmutó; le habían hecho preguntas de ese tipo tantas veces, y había ensayado tanto la respuesta, que le salió casi tan natural como respirar. O eso pensó él.
—No, qué va. Mi padre es comerciante en Tanzaku Gai y vive muy ocupado. De hecho, apenas para por la ciudad... —contestó finalmente el gennin, tomando después un sorbo de té—. Lleva una vida muy ajetreada pero aburrida al mismo tiempo. Por eso quise hacerme shinobi... Para vivir aventuras.
Tomó otro trozo de salmón, se lo llevó a la boca y lo paladeó con gusto. El sushi de aquel restaurante era de lo mejor que había probado en los Dojos.
A punto estaba el Uchiha de decir algo cuando el mesero regordete volvió con su amplia sonrisa y un par de bandejas de sushi. Las dejó frente a los comensales, y también les puso al lado un par de palillos a cada uno y una servilleta. Luego les dedicó una leve reverencia.
—¡Buen provecho, shinobi-san, kunoichi-san!
—Gracias —respondió Akame, con una inclinación de cabeza.
Tomando hábilmente los palillos con la mano diestra, el Uchiha empezó a devorar trozos de sashimi mientras Koko indagaba un poco en su pasado. Akame ni siquiera se inmutó; le habían hecho preguntas de ese tipo tantas veces, y había ensayado tanto la respuesta, que le salió casi tan natural como respirar. O eso pensó él.
—No, qué va. Mi padre es comerciante en Tanzaku Gai y vive muy ocupado. De hecho, apenas para por la ciudad... —contestó finalmente el gennin, tomando después un sorbo de té—. Lleva una vida muy ajetreada pero aburrida al mismo tiempo. Por eso quise hacerme shinobi... Para vivir aventuras.
Tomó otro trozo de salmón, se lo llevó a la boca y lo paladeó con gusto. El sushi de aquel restaurante era de lo mejor que había probado en los Dojos.