9/08/2017, 22:27
La pelirroja notó como Datsue, sin requisito mayor, bajó su otra mano hasta estar a la altura de la contigua. Éste apretó de ambas nalgas, acercando súbitamente a la chica hacia éste, aunque cual buena víbora, ésta mantenía la parte superior del torso algo alejada del chico, evitando así que éste pudiese besarla mas que cuando ella así lo decidiese. Mantenía la tensión, y controlaba en absoluto la situación, por mas que hubiese dejado al chico tomarla.
Aiko lanzó la directa, directa al corazón del chico. La kunoichi no esperaba un certero acierto, creía que algo habría experimentado... pero no, había dado de lleno. El chico tragó saliva, y afirmó serlo. Eso sí, le puso un tono melodramático que ni en una obra de teatro. Exageró tanto, que casi, casi... casi parecía una de sus típicas trolas. Pero, ciertamente le gustaba su manera de mentirle. La mayoría de veces se le podía pillar, y el resto de veces, podía disfrutar de su imaginación.
—Mmmm... ya veo.
Datsue no tardó en reclamar la atención de la chica, y reclamar que podían seguir la interesante conversación en los hospedajes de Amegakure. Según decía, ya empezaba a refrescar, y además quería ver las instalaciones, así como las habitaciones. Hasta, en mitad de su trama preguntó si a ellos también les habían puesto colchones de plumas, como a ellos.
—Bueno, la única pega que veo es... que está dividido en alojamientos masculinos, y femeninos. No está permitido para el otro sexo entrar en la parte contigua a la suya, mucho menos para alguien que no es de Ame... —informó la chica, mientras desviaba la mirada hacia los alojamientos.
»Que suerte que sepas usar el henge, ¿verdad?
No hacía falta que dijese mucho mas, las palabras sobraban. La chica se deshizo en un millar de papeles, evadiendo el abrazo de oso por parte de Datsue a sus nalgas, y volvió a recomponerse apenas un metro a su flanco. Se mordía el labio de nuevo, pensando en cuanto podía jugar con el chico...
—Venga, vamos. —inquirió, para tras ello darse la vuelta y comenzar a recortar las distancias hacia el alojamiento.
Aiko lanzó la directa, directa al corazón del chico. La kunoichi no esperaba un certero acierto, creía que algo habría experimentado... pero no, había dado de lleno. El chico tragó saliva, y afirmó serlo. Eso sí, le puso un tono melodramático que ni en una obra de teatro. Exageró tanto, que casi, casi... casi parecía una de sus típicas trolas. Pero, ciertamente le gustaba su manera de mentirle. La mayoría de veces se le podía pillar, y el resto de veces, podía disfrutar de su imaginación.
—Mmmm... ya veo.
Datsue no tardó en reclamar la atención de la chica, y reclamar que podían seguir la interesante conversación en los hospedajes de Amegakure. Según decía, ya empezaba a refrescar, y además quería ver las instalaciones, así como las habitaciones. Hasta, en mitad de su trama preguntó si a ellos también les habían puesto colchones de plumas, como a ellos.
—Bueno, la única pega que veo es... que está dividido en alojamientos masculinos, y femeninos. No está permitido para el otro sexo entrar en la parte contigua a la suya, mucho menos para alguien que no es de Ame... —informó la chica, mientras desviaba la mirada hacia los alojamientos.
»Que suerte que sepas usar el henge, ¿verdad?
No hacía falta que dijese mucho mas, las palabras sobraban. La chica se deshizo en un millar de papeles, evadiendo el abrazo de oso por parte de Datsue a sus nalgas, y volvió a recomponerse apenas un metro a su flanco. Se mordía el labio de nuevo, pensando en cuanto podía jugar con el chico...
—Venga, vamos. —inquirió, para tras ello darse la vuelta y comenzar a recortar las distancias hacia el alojamiento.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)