10/08/2017, 00:38
Juro salió al agua poco después. Eri, a su lado, protestaba por su intromisión en aquella pesada broma. Juro solo pudo soltar una carcajada, mientras se mantenía flotando en el agua con todas sus fuerzas.
— Vaya fantasma de pacotilla — dijo, tras reír, sacandole la lengua.
Segundos después, otro pequeño estallido. Ahora era Nabi quien se había lanzado al agua. Juro se sentía feliz de repente: los tres en el agua, chapoteando, tan amigos. Era como uno de esos anuncios veraniegos. En aquel tiempo de guerra, un momento de paz para disfrutar.
A no ser...
Repentinamente, un remolinó apareció sobre ellos. Sin previo aviso. Estaban en el centro de una vorágine de corrientes submarinas que los atraparían sin piedad.
— ¿¡Que coño!? ¡Mierda! — exclamó a duras penas, mientras trataba de nadar contracorriente, en vano.
A cada segundo perdía terreno. Juro era más que consciente de que no estaba en su mejor forma: probablemente, era el que peor nadaba de los tres y el que peor constitución física tenía.
Sin embargo, no fue él quien cayó primero. Fue Eri. De repente, dejó de chapotear. Quizá se agotó o quizá tuvo un tirón. Lo cierto es que se rezagó y al segundo fue engullida por la masa de agua.
— ¡ERI! — exclamó, con voz angustiada, mientras nadaba. Tragó agua. Tenía miedo —. Nabi, no puedo...
Tragó más agua. Sentía como su cuerpo perdía la batalla contra aquel remolino. No podía hacer nada; ninguna técnica en el mundo le iba a salvar de eso. Y su arsenal estaba arriba, aunque poco podría haber hecho.
Si nada le salvaba, finalmente, acabaría siendo derrotado y tragado, igual que Eri.
— Vaya fantasma de pacotilla — dijo, tras reír, sacandole la lengua.
Segundos después, otro pequeño estallido. Ahora era Nabi quien se había lanzado al agua. Juro se sentía feliz de repente: los tres en el agua, chapoteando, tan amigos. Era como uno de esos anuncios veraniegos. En aquel tiempo de guerra, un momento de paz para disfrutar.
A no ser...
Repentinamente, un remolinó apareció sobre ellos. Sin previo aviso. Estaban en el centro de una vorágine de corrientes submarinas que los atraparían sin piedad.
— ¿¡Que coño!? ¡Mierda! — exclamó a duras penas, mientras trataba de nadar contracorriente, en vano.
A cada segundo perdía terreno. Juro era más que consciente de que no estaba en su mejor forma: probablemente, era el que peor nadaba de los tres y el que peor constitución física tenía.
Sin embargo, no fue él quien cayó primero. Fue Eri. De repente, dejó de chapotear. Quizá se agotó o quizá tuvo un tirón. Lo cierto es que se rezagó y al segundo fue engullida por la masa de agua.
— ¡ERI! — exclamó, con voz angustiada, mientras nadaba. Tragó agua. Tenía miedo —. Nabi, no puedo...
Tragó más agua. Sentía como su cuerpo perdía la batalla contra aquel remolino. No podía hacer nada; ninguna técnica en el mundo le iba a salvar de eso. Y su arsenal estaba arriba, aunque poco podría haber hecho.
Si nada le salvaba, finalmente, acabaría siendo derrotado y tragado, igual que Eri.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60