10/08/2017, 17:45
Mokuton era el nombre. Pero Daruu no podía usar aquella habilidad, ni tampoco él. Entonces el ojos blancos pidió que le permitiera pensar, a fin de encontrar una solución que complaciera a los dos respecto a los riesgos que corrían según qué forma eligiesen para pasar al otro lado de la cueva.
El silencio les invadió durante un buen rato.
—Podemos saltar —dijo—. Dicen que los samuráis completan esta Senda. Nosotros tenemos mejor equilibrio, y podemos usar el chakra para fijarnos en el hielo y no caer. De modo que...
—Oye, pero ya v...
»¡Hop!
Kaido le vio saltar al primer pilar, y temió lo peor. Por suerte, Daruu cayó neto encima del poco espacio y mantuvo el equilibrio sin mucho problema «Joder, tiene agallas»
Cuando le vio saltar al segundo, creyó conveniente no quedarse atrás. Ajá, dijo Daruu, mientras él caía en el primer pilar con seguridad. El Amedama ya dispuesto a moverse hacia el tercero, volvió a dar otro brinco de conejo. Kaido hizo lo propio de nuevo, y ocupó el segundo pilar.
El Hyuuga, sin embargo...
—¡Mierda! —espetó apenas percibió que su compañero perdió el balance al romperse parte del pilar sobre el cual había caído. Sin embargo, entre mantener él su propio equilibrio y el poco margen de maniobra en tan reducido espacio, poco podía hacer respecto al peligro que corría su colega. ¿Qué, iba a lanzarse hacia él para evitar que cayera? imposible, caerían los dos. Tampoco tenía una técnica que le fuera de utilidad, así que...
Sólo le quedaría observar. O la terrible tragedia, o la milagrosa salvación.
El silencio les invadió durante un buen rato.
—Podemos saltar —dijo—. Dicen que los samuráis completan esta Senda. Nosotros tenemos mejor equilibrio, y podemos usar el chakra para fijarnos en el hielo y no caer. De modo que...
—Oye, pero ya v...
»¡Hop!
Kaido le vio saltar al primer pilar, y temió lo peor. Por suerte, Daruu cayó neto encima del poco espacio y mantuvo el equilibrio sin mucho problema «Joder, tiene agallas»
Cuando le vio saltar al segundo, creyó conveniente no quedarse atrás. Ajá, dijo Daruu, mientras él caía en el primer pilar con seguridad. El Amedama ya dispuesto a moverse hacia el tercero, volvió a dar otro brinco de conejo. Kaido hizo lo propio de nuevo, y ocupó el segundo pilar.
El Hyuuga, sin embargo...
—¡Mierda! —espetó apenas percibió que su compañero perdió el balance al romperse parte del pilar sobre el cual había caído. Sin embargo, entre mantener él su propio equilibrio y el poco margen de maniobra en tan reducido espacio, poco podía hacer respecto al peligro que corría su colega. ¿Qué, iba a lanzarse hacia él para evitar que cayera? imposible, caerían los dos. Tampoco tenía una técnica que le fuera de utilidad, así que...
Sólo le quedaría observar. O la terrible tragedia, o la milagrosa salvación.