11/08/2017, 16:55
La pelirroja hizo el gesto para que el chico se acercase, y éste, eufórico no tardó en quitarse los pantalones e incluso los calzoncillos. Sin demora alguna, se unió bajo el chaparrón artificial a la chica, y no tardó en buscar el contacto físico. Estiró ambas manos hasta la cintura de la chica, la tomó con decisión, y la acercó hacia él. Ésta no ofreció resistencia alguna, y sus cuerpos chocaron con euforia bajo el agua. El calor que desprendían era casi tan intenso como el que el mismo agua ofrecía, aunque quizás no eran ni conscientes de ese leve detalle en ese mismo momento.
«Espero que no se enamore... solo se llevaría un duro golpe...»
Sus labios se unieron a los del chico de nuevo, en ésta ocasión no hubo intento de cobra alguno. La pelirroja rodeó el cuello del chico, pasando los brazos tras éste, y dejando la mano diestra sobre su cabellera. Era ella, y no el quien dominaba la situación, al menos eso quería pensar. Sus labios se despegaron, pero no tardaron en volver a donde antes, con una pasión salvaje. En ésta última ocasión, la chica mordió el labio del joven, disfrutando del intenso sabor de su beso.
—Mmmmmhhh... —se le escapó un leve gemido, efecto de su excitación tan solo.
Tras ello, habiendo soltado al chico por un breve instante, éste escapó. Se deslizó por su cuerpo, cual serpiente por el árbol prohibido, buscando tan solo pecado. La chica cerró los ojos, y se dejó llevar por el momento.
El efímero momento.
De pronto, la chica detuvo al joven, pese al morbo, e incluso el sonido del agua golpeando el plato de la ducha, había escuchado algo. Había alguien hablando, o algo similar... ¿o había sido su imaginación?
—Espera... ¿has escuchado eso? —preguntó a Datsue.
Apenas éste pudiese haber contestado, una voz ensordecedora resonó por toda la habitación, inundando en un intenso eco la misma. Hasta el cepillo de dientes y el vaso de agua que tenía frente al tocador cayeron al suelo, quebrando éste último en el mismo acto. La chica se llevó las manos a las orejas, intentando hacer vacío al sonido, obviamente en vano.
—P-pero... ¿¡Que cojones...!?
Aiko apartó a Datsue hacia un lado, y apresuró a salir de la ducha, empapada. En el mismisimo primer paso, la chica se clavó uno de los trozos de cristal del fragmentado vaso en la planta del pie, provocando con ello una herida en éste que resultó en un ligero de sangre.
—¿¡AAAAAHHHH!? ¡¡LA PUTA MADRE.....!!
Cojeando, y dejando tras de si un pequeño rio de sangre, la chica tomó un albornoz tras la puerta del baño. —Espera ahí... —recalcó al chico, por si acaso dudaba. Con las mismas, y sobre la marcha, la chica se puso el albornoz acercándose a la puerta. A última instancia hizo un leve nudo, y abrió la puerta.
Frente a ella, una chica que no había visto nunca, con cara de no haber roto un plato en su vida. La pelirroja la miró por un segundo, y no aguantó. —¿Y TU QUIEN COÑO ERES?
Quizás algo exaltada, pero... no era para menos, ¿no?
«Espero que no se enamore... solo se llevaría un duro golpe...»
Sus labios se unieron a los del chico de nuevo, en ésta ocasión no hubo intento de cobra alguno. La pelirroja rodeó el cuello del chico, pasando los brazos tras éste, y dejando la mano diestra sobre su cabellera. Era ella, y no el quien dominaba la situación, al menos eso quería pensar. Sus labios se despegaron, pero no tardaron en volver a donde antes, con una pasión salvaje. En ésta última ocasión, la chica mordió el labio del joven, disfrutando del intenso sabor de su beso.
—Mmmmmhhh... —se le escapó un leve gemido, efecto de su excitación tan solo.
Tras ello, habiendo soltado al chico por un breve instante, éste escapó. Se deslizó por su cuerpo, cual serpiente por el árbol prohibido, buscando tan solo pecado. La chica cerró los ojos, y se dejó llevar por el momento.
El efímero momento.
De pronto, la chica detuvo al joven, pese al morbo, e incluso el sonido del agua golpeando el plato de la ducha, había escuchado algo. Había alguien hablando, o algo similar... ¿o había sido su imaginación?
—Espera... ¿has escuchado eso? —preguntó a Datsue.
Apenas éste pudiese haber contestado, una voz ensordecedora resonó por toda la habitación, inundando en un intenso eco la misma. Hasta el cepillo de dientes y el vaso de agua que tenía frente al tocador cayeron al suelo, quebrando éste último en el mismo acto. La chica se llevó las manos a las orejas, intentando hacer vacío al sonido, obviamente en vano.
—P-pero... ¿¡Que cojones...!?
Aiko apartó a Datsue hacia un lado, y apresuró a salir de la ducha, empapada. En el mismisimo primer paso, la chica se clavó uno de los trozos de cristal del fragmentado vaso en la planta del pie, provocando con ello una herida en éste que resultó en un ligero de sangre.
—¿¡AAAAAHHHH!? ¡¡LA PUTA MADRE.....!!
Cojeando, y dejando tras de si un pequeño rio de sangre, la chica tomó un albornoz tras la puerta del baño. —Espera ahí... —recalcó al chico, por si acaso dudaba. Con las mismas, y sobre la marcha, la chica se puso el albornoz acercándose a la puerta. A última instancia hizo un leve nudo, y abrió la puerta.
Frente a ella, una chica que no había visto nunca, con cara de no haber roto un plato en su vida. La pelirroja la miró por un segundo, y no aguantó. —¿Y TU QUIEN COÑO ERES?
Quizás algo exaltada, pero... no era para menos, ¿no?
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)