11/08/2017, 23:48
Luego de aquella escena ambos shinobis se dirigieron hacia Nantonoya, donde ambos vivirían hasta concluido el gran evento, ese dichoso torneo que los había hecho enfrentarse y… ¿No se supone que ella estaba toda chamuscada? Muy cierto, tal vez sea por eso que a ella se le había caído una lagrima cuando se abrazó al chico, lo cual con todo el ambiente que se había montado seguramente haya pasado desapercibido.
Ya en el salón principal del edificio, el Uchiha soltó unas frases que eran de todo menos creíbles, al menos Koko no se las creyó teniendo en cuenta lo que acababa de ocurrir y una vez más, tomando por referencia a su querida hermana.
—Sé que no lo harás, te tumbarás en la cama a mirar el techo y seguir lamentándote —le espetó con el ceño fruncido, demostrando una vez más la falta de tacto de su parte—. Te vienes conmigo.
Sin esperar ninguna reacción de parte del chico, la Kageyama lo tomaría por la muñeca y lo obligaría a subir las escaleras del lado de las mujeres. Sí, iba directamente a su propia habitación sin importarle lo que cualquiera que pudiera opinar si les veía encerrándose juntos en un dormitorio.
Aunque considerando todo lo sucedido, la chica había olvidado completamente que se había dejado las prendas quemadas extendidas sobre la cama y las bolsas con comida en el piso a un lado de la puerta. Eso sí, el lugar estaba impecablemente limpio, tanto que casi y se podían divisar ligeros brillos en cada rincón y mueble del lugar.
Ya en el salón principal del edificio, el Uchiha soltó unas frases que eran de todo menos creíbles, al menos Koko no se las creyó teniendo en cuenta lo que acababa de ocurrir y una vez más, tomando por referencia a su querida hermana.
—Sé que no lo harás, te tumbarás en la cama a mirar el techo y seguir lamentándote —le espetó con el ceño fruncido, demostrando una vez más la falta de tacto de su parte—. Te vienes conmigo.
Sin esperar ninguna reacción de parte del chico, la Kageyama lo tomaría por la muñeca y lo obligaría a subir las escaleras del lado de las mujeres. Sí, iba directamente a su propia habitación sin importarle lo que cualquiera que pudiera opinar si les veía encerrándose juntos en un dormitorio.
Aunque considerando todo lo sucedido, la chica había olvidado completamente que se había dejado las prendas quemadas extendidas sobre la cama y las bolsas con comida en el piso a un lado de la puerta. Eso sí, el lugar estaba impecablemente limpio, tanto que casi y se podían divisar ligeros brillos en cada rincón y mueble del lugar.