12/08/2017, 00:53
Abajo en los alegres céspedes —el plural de césped— del Valle de los Dojos Daruu ya estaba entrenando de nuevo, aunque con mucho cuidado, porque estaba herido, si bien levemente, de su combate contra Daigo.
De modo que practicaba Ninjutsu. Sí. Estaba prácticando lo lejos que podía llegar su Ninjutsu de agua.
Un pajarraco pasó a ras de suelo, si por suelo entendemos su cabeza. Daruu se giró a tiempo y lo vio ascender.
«Te vas a enterar.»
Daruu entrelazó sus manos en una serie de sellos bien conocida para comprobar hasta dónde había llegado su entrenamiento.
Dentro de la habitación, una agradable y abundante ducha de agua fresquita empapó a dos genin por completo, y arrojó una paloma en la cara de un convaleciente Mogura.
—BOKÓKÓKOOOOÓ
Daruu huía. Bueno, más bien andaba deprisa. Pero en dirección contraria al hospital. Llegado a un cruce de caminos, dio la vuelta y se dirigió a Nishinoya, de donde no saldría en todo el día por si se cruzaba con alguien que trabajase allí.
De modo que practicaba Ninjutsu. Sí. Estaba prácticando lo lejos que podía llegar su Ninjutsu de agua.
Un pajarraco pasó a ras de suelo, si por suelo entendemos su cabeza. Daruu se giró a tiempo y lo vio ascender.
«Te vas a enterar.»
Daruu entrelazó sus manos en una serie de sellos bien conocida para comprobar hasta dónde había llegado su entrenamiento.
. . .
Dentro de la habitación, una agradable y abundante ducha de agua fresquita empapó a dos genin por completo, y arrojó una paloma en la cara de un convaleciente Mogura.
—BOKÓKÓKOOOOÓ
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Daruu huía. Bueno, más bien andaba deprisa. Pero en dirección contraria al hospital. Llegado a un cruce de caminos, dio la vuelta y se dirigió a Nishinoya, de donde no saldría en todo el día por si se cruzaba con alguien que trabajase allí.