13/08/2017, 18:49
Habiendo dejado la cueva atrás, Kaido se dispuso a tomar la única salida que tenía. Creyó que después de tan fatídico obstáculo, lo que quedaría para finalizar la Senda no tendría que ser mucho peor que aquel mar de estalagmitas, y sin embargo, cuando terminó de recorrer los últimos metros del sendero; se encontró con lo inesperado.
«Por las tetas de Yui-sama»
Un peligroso vacío se abría entre la piedra maciza de la montaña, dejando un espacio de caída libre lo suficientemente mortal como para que la única forma de cruzar de un lado al otro —además de volando, si es que alguien era capaz de ello— era a través de un puente, o algo que hiciera conexión entre tan alejadas formaciones rocosas.
Y un puente había, claro que sí. Pero uno maltrecho, en condiciones deplorables. Con las cuerdas que aún sujetaban el largo camino, los postes a los que estaba sujeta; y las tablas. Apenas unas pocas de las que realmente debería haber, con espacios prolongados entre ellas y que daban la imagen, además, que con incluso el peso de una pluma, las mismas caerían al vacío.
Kaido echó un vistazo abajo, y tuvo que pensar bien sobre la senda.
«Bueno, tienes dos opciones. Uno: regresar por donde has venido, y olvidar toda ésta mierda de la puta senda de los huevos. Total, si Daruu-kun está realmente muerto, me parece que nadie podrá avergonzarte con el hecho de que has decidido abandonar el desafío. Pero si no, si resulta que el ojitos blancos sigue vivito y coleando, y logra superar todo ésto... serás la jodida vergüenza de Amegakure.
¿Qué vas a hacer?»
—Cruzar esa mierda, ¡cruzarla y clamar la victoria! —gritó, al vacío.
Pero su emoción se apagó con la realidad que se le oponía frente a él. Tuvo que ver hacia abajo, y la garganta pareció cerrársele con lo que vio. Entonces puso el primer pie en la primera tabla, sostuvo ambas cuerdas con ambas manos y las movió fuertemente, probando qué tan sujetas estaban y si eran capaces de soportar el peso suficiente en caso de tener que agarrase de ellas si, hipotéticamente, llegase a caer.
Ya si se sentía un poco más seguro, tomaría el primer riesgo.
Un primer salto, con las manos en ristre. Dispuestas a tomar la cuerda apenas sus pies cayeran sobre la tabla contigua.
«Por las tetas de Yui-sama»
Un peligroso vacío se abría entre la piedra maciza de la montaña, dejando un espacio de caída libre lo suficientemente mortal como para que la única forma de cruzar de un lado al otro —además de volando, si es que alguien era capaz de ello— era a través de un puente, o algo que hiciera conexión entre tan alejadas formaciones rocosas.
Y un puente había, claro que sí. Pero uno maltrecho, en condiciones deplorables. Con las cuerdas que aún sujetaban el largo camino, los postes a los que estaba sujeta; y las tablas. Apenas unas pocas de las que realmente debería haber, con espacios prolongados entre ellas y que daban la imagen, además, que con incluso el peso de una pluma, las mismas caerían al vacío.
Kaido echó un vistazo abajo, y tuvo que pensar bien sobre la senda.
«Bueno, tienes dos opciones. Uno: regresar por donde has venido, y olvidar toda ésta mierda de la puta senda de los huevos. Total, si Daruu-kun está realmente muerto, me parece que nadie podrá avergonzarte con el hecho de que has decidido abandonar el desafío. Pero si no, si resulta que el ojitos blancos sigue vivito y coleando, y logra superar todo ésto... serás la jodida vergüenza de Amegakure.
¿Qué vas a hacer?»
—Cruzar esa mierda, ¡cruzarla y clamar la victoria! —gritó, al vacío.
Pero su emoción se apagó con la realidad que se le oponía frente a él. Tuvo que ver hacia abajo, y la garganta pareció cerrársele con lo que vio. Entonces puso el primer pie en la primera tabla, sostuvo ambas cuerdas con ambas manos y las movió fuertemente, probando qué tan sujetas estaban y si eran capaces de soportar el peso suficiente en caso de tener que agarrase de ellas si, hipotéticamente, llegase a caer.
Ya si se sentía un poco más seguro, tomaría el primer riesgo.
Un primer salto, con las manos en ristre. Dispuestas a tomar la cuerda apenas sus pies cayeran sobre la tabla contigua.