14/08/2017, 17:13
El chico no tardó en replicar. No estaba conforme con la decisión de la chica, alegó ser un ninja médico, y no dudó en dárselas de ser el mejor de toda Amegakure no Sato, nada mas y nada menos. Comentó que de haber estado consciente en el momento en que lo trataban, habría obrado por impedirlo, pero que al parecer no pudo hacer nada puesto que en ese momento estaba aún inconsciente. Según decía, le habían convertido en una momia.
«Supongo que hay cosas que no cambian.»
La chica tan solo mantuvo silencio, esperando a que el chico terminase de hablar. Instó en que seguramente los médicos de allí lo había dado ya por perdido, y tan solo esperaban que muriese con el tiempo. La chica dejó caer un suspiro, realmente lo estaba llevando al extremo ese chico. Qué drástico el zagal...
—Que exagerado eres... —comentó, dando espacio para decirle algo mas, pero contra todo pronóstico, eso no fue posible.
Una corriente de agua entró por la ventana, revoleando todo a su paso. La vidriera reventó, el mobiliario se empapó y desplazó, la pelirroja se vio arrastrada por la corriente hasta chocar contra la pared, y Mogura mas de lo mismo. Ni dos segundos pasaron cuando una paloma comenzó a revolotear por toda la habitación, liando aún mas el asunto, dejando plumas por todos lados, y quejándose a su manera.
—BOKÓKÓKOOOOÓ
—La puta madre... —se quejó, e inmediatamente se puso en pié y buscó al responsable por la ventana.
Buscó con ahínco, pero para cuando lo hizo, allí abajo no podía ver a nadie especialmente sospechoso. Por decirlo de algún modo, pues no había mas que personas asomadas desde ventanas contiguas. Al poco de asomarse, la paloma arremetió contra la chica, haciendo que ésta casi cayese por la ventana.
—BOKOÓ
—¡HIJOS DE PUTAAA! —bramó, insatisfecha por no haber visto al culpable.
Dio la vuelta, y dejó escapar un tendido suspiro.
«Calma... calma...»
«Supongo que hay cosas que no cambian.»
La chica tan solo mantuvo silencio, esperando a que el chico terminase de hablar. Instó en que seguramente los médicos de allí lo había dado ya por perdido, y tan solo esperaban que muriese con el tiempo. La chica dejó caer un suspiro, realmente lo estaba llevando al extremo ese chico. Qué drástico el zagal...
—Que exagerado eres... —comentó, dando espacio para decirle algo mas, pero contra todo pronóstico, eso no fue posible.
¡¡SSSSPLAAAAAAASHHHH!!
Una corriente de agua entró por la ventana, revoleando todo a su paso. La vidriera reventó, el mobiliario se empapó y desplazó, la pelirroja se vio arrastrada por la corriente hasta chocar contra la pared, y Mogura mas de lo mismo. Ni dos segundos pasaron cuando una paloma comenzó a revolotear por toda la habitación, liando aún mas el asunto, dejando plumas por todos lados, y quejándose a su manera.
—BOKÓKÓKOOOOÓ
—La puta madre... —se quejó, e inmediatamente se puso en pié y buscó al responsable por la ventana.
Buscó con ahínco, pero para cuando lo hizo, allí abajo no podía ver a nadie especialmente sospechoso. Por decirlo de algún modo, pues no había mas que personas asomadas desde ventanas contiguas. Al poco de asomarse, la paloma arremetió contra la chica, haciendo que ésta casi cayese por la ventana.
—BOKOÓ
—¡HIJOS DE PUTAAA! —bramó, insatisfecha por no haber visto al culpable.
Dio la vuelta, y dejó escapar un tendido suspiro.
«Calma... calma...»