16/08/2017, 23:57
Después de todo el jaleo que se formó en la sala —sin pies ni cabezas— y la chica bramando como una loca por la ventana, intentando afligir al susodicho dueño de ése infortuito ataque hacia los genins, Mogura llamó la atención de la chica. Éste había quedado como una góndola varada en un canal, salvo que era una persona y allí no había canal alguno. Eso si, agua no faltaba. El pobre, había quedado atascado contra la pared, de manera incómoda a la vez que cómica. Sin demora, solicitó a la chica que le echase una mano, con un tono tan serio que hasta le sacó una risa a la pelirroja.
—Uy, lo siento, si, si... jajaja.
Ésta se apresuró a ponerlo en una posición mas cómoda, dentro de lo que cabía. Lo dejó reposado en el suelo, y buscó por el destrozado mobiliario las susodichas tijeras. No tardó demasiado en hallarlas, y tras ello se dirigió de nuevo hacia Mogura. Tomó el brazo de éste, hincó levemente las tijeras en las vendas, y le dirigió una mirada.
—Intentaré no cortarte demasiado, pero no prometo nada. —aseguró con una sonrisa.
Dicho eso, comenzó a cortar las vendas de todo el brazo izquierdo. Poco a poco, liberó la extremidad de éste, y tras acabar con ésta, se dirigiría hacia la contraria. No era una experta manipulando las tijeras, pero tampoco le resultó extremadamente difícil. Eso si, el chico quizás tenía algo de razón... las vendas estaban apretadas como para cortarle hasta la circulación.
«En realidad se han pasado tres pueblos...»
Continuando con la otra extremidad, la chica liberaría ambos brazos y manos. —¿Algo mejor, no?
—Uy, lo siento, si, si... jajaja.
Ésta se apresuró a ponerlo en una posición mas cómoda, dentro de lo que cabía. Lo dejó reposado en el suelo, y buscó por el destrozado mobiliario las susodichas tijeras. No tardó demasiado en hallarlas, y tras ello se dirigió de nuevo hacia Mogura. Tomó el brazo de éste, hincó levemente las tijeras en las vendas, y le dirigió una mirada.
—Intentaré no cortarte demasiado, pero no prometo nada. —aseguró con una sonrisa.
Dicho eso, comenzó a cortar las vendas de todo el brazo izquierdo. Poco a poco, liberó la extremidad de éste, y tras acabar con ésta, se dirigiría hacia la contraria. No era una experta manipulando las tijeras, pero tampoco le resultó extremadamente difícil. Eso si, el chico quizás tenía algo de razón... las vendas estaban apretadas como para cortarle hasta la circulación.
«En realidad se han pasado tres pueblos...»
Continuando con la otra extremidad, la chica liberaría ambos brazos y manos. —¿Algo mejor, no?
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)