18/08/2017, 16:03
El leñador pareció sorprendido de que aquellos jovenes shinobi decidiesen escucharle. De igual forma, empezó a relatarnos todo lo que ocurrió. Juro pudo comprobar que, la primera parte, correspondía perfectamente con lo que ya había escuchado: la pareja paseaba por ahí. El bandido les atacó por sorpresa. Después, forzó a la mujer, y más adelante, le pidió que se escapara con él. Ella, en su alta posición, no pudo acceder y le pidió que hiciesen un duelo para ver quien ganaba su corazón.
« Ya esta mezclando partes de las tres historias. Cada uno omitió lo que le parecía »
Sin embargo, los dos hombres se negaron y la abandonaron. La dama, en su desesperación y su furia, comenzó a provocarlos, desencadenando que ambos lucharan. Fue una lucha sin honor, donde temían más hacerse daño.
Finalmente, concluyó con que las espadas se inutilizaron y se extraviaron, siendo más adelante encontradas por los guardias. Ellos vinieron atraídos por el problema y los ruidos y los apresaron. Fin de la historia.
— Ya veo... — murmuró Juro, atónito —. Y así encontramos todo nosotros, ya apresados. Si eso es cierto, explicaría muchas cosas, como el desprecio que tenían ambos hombres por la mujer, o el tema de las espadas.
A Juro le había parecido curioso que el samurai y el bandido la despreciaran tanto: según el samurai, ella le había pedido que le matase — pero eso no explicaba porque el bandido la odiase — y según el bandido, le había exigido un duelo a muerte para estar con el samurai. Solo el de la mujer explicaría el porque del odio de ambos hombres. También el tema de las espadas: la daga de la mujer era una mentira, ya que ni si quiera la habían encontrado y ella no debería haber tenido tiempo de esconderla. Sin embargo, tenían las espadas ahí, como prueba.
Juro también se fijo en como el leñador se agarraba el vientre y cambiaba de mano el hacha. Le observó atentamente durante toda la explicación.
« Ya esta mezclando partes de las tres historias. Cada uno omitió lo que le parecía »
Sin embargo, los dos hombres se negaron y la abandonaron. La dama, en su desesperación y su furia, comenzó a provocarlos, desencadenando que ambos lucharan. Fue una lucha sin honor, donde temían más hacerse daño.
Finalmente, concluyó con que las espadas se inutilizaron y se extraviaron, siendo más adelante encontradas por los guardias. Ellos vinieron atraídos por el problema y los ruidos y los apresaron. Fin de la historia.
— Ya veo... — murmuró Juro, atónito —. Y así encontramos todo nosotros, ya apresados. Si eso es cierto, explicaría muchas cosas, como el desprecio que tenían ambos hombres por la mujer, o el tema de las espadas.
A Juro le había parecido curioso que el samurai y el bandido la despreciaran tanto: según el samurai, ella le había pedido que le matase — pero eso no explicaba porque el bandido la odiase — y según el bandido, le había exigido un duelo a muerte para estar con el samurai. Solo el de la mujer explicaría el porque del odio de ambos hombres. También el tema de las espadas: la daga de la mujer era una mentira, ya que ni si quiera la habían encontrado y ella no debería haber tenido tiempo de esconderla. Sin embargo, tenían las espadas ahí, como prueba.
Juro también se fijo en como el leñador se agarraba el vientre y cambiaba de mano el hacha. Le observó atentamente durante toda la explicación.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60