25/08/2017, 17:32
El tipo abrió mucho los ojos.
—¿Suerte...? —balbuceó.
Las palabras de Mogura hicieron palidecer al pobre leñador, que se agarró la tripa todavía con más fuerza. Las costuras de su remendada camisa se ajustaron con un tirón, dejando intuir una silueta rectangular y alargada bajo las mismas. Algo que el tipo tenía oculto ahí.
—Shi... Shinobi-dono, le agradezco profundamente su interés —se apresuró a decir el hombre, haciendo una profunda reverencia con tal de disimular aquello—, pero le aseguro que no es nada. En cuanto llegue a casa y mi mujer me prepare un buen caldo, estaré como nuevo.
—¿Suerte...? —balbuceó.
Las palabras de Mogura hicieron palidecer al pobre leñador, que se agarró la tripa todavía con más fuerza. Las costuras de su remendada camisa se ajustaron con un tirón, dejando intuir una silueta rectangular y alargada bajo las mismas. Algo que el tipo tenía oculto ahí.
—Shi... Shinobi-dono, le agradezco profundamente su interés —se apresuró a decir el hombre, haciendo una profunda reverencia con tal de disimular aquello—, pero le aseguro que no es nada. En cuanto llegue a casa y mi mujer me prepare un buen caldo, estaré como nuevo.