25/08/2017, 17:48
(Última modificación: 25/08/2017, 17:48 por Uchiha Akame.)
El hombre, ya visiblemente desesperado —gotas de sudor caían por su rostro y no eran sólo producto del calor de Verano— parecía no saber qué decir. El obstinado médico replicaba a cada una de sus palabras con más y más argumentos, y llegados a aquel punto el leñador llegó a pensar si Mogura no estaba tan sólo jugando con él.
Así pues, con otra reverencia más profunda, el tipo musitó.
—Discúlpeme, shinobi-dono, pero prefiero los remedios tradicionales. El caldo de mi señora es mano de Fortuna para estas cosas —soltó, de corrido—. Si no se le ofrece nada más, por favor, le ruego que me disculpe pero he de irme. Preferiría llegar a casa antes del anochecer —añadió, aludiendo al Sol que ya se escondía tras la Cordillera de los Dojos.
Así pues, con otra reverencia más profunda, el tipo musitó.
—Discúlpeme, shinobi-dono, pero prefiero los remedios tradicionales. El caldo de mi señora es mano de Fortuna para estas cosas —soltó, de corrido—. Si no se le ofrece nada más, por favor, le ruego que me disculpe pero he de irme. Preferiría llegar a casa antes del anochecer —añadió, aludiendo al Sol que ya se escondía tras la Cordillera de los Dojos.